El Racing da señales de vida en Vitoria
Empezó regalando un gol a los 4', pero en cuanto Riki y Pablo Torre empezaron a dar la posesión del balón el Racing remontó por primera vez en la temporada
Pues parece que la luz a la salida del túnel estaba en Vitoria. El Racing ha sido capaz, de una tacada, de ganar con holgura una final, remontar un resultado adverso por primera vez en la temporada y, por fin, tener el dominio del balón y del juego durante gran parte del partido. Le falta, eso sí, ser capaz de no conceder tanto atrás. Además de los dos goles, demasiado fáciles, el Alavés tuvo tres ocasiones clarísimas para haber puesto en aprietos a los de Aritz Solabarrieta. La victoria, en cualquier caso, fue incuestionable.
El partido arrancó con un fallo clamoroso de Nana, que regaló el balón en el inicio de una jugada y dejó a sus compañeros vendidos. 0-1 a los cuatro minutos y la sensación que Ibaia podía ser para Solabarrieta lo que fue Zubieta para Pouso. Pero no. Después del mazazo inicial, el equipo se supo recomponer a base de fútbol. Resultó clave, justo es decirlo, el empate de Jon Ander, que se adelantó al portero rival, Aritz Castro, que cantó claramente, pero eso coincidió con el momento en el que Riki tomó la manija, se asoció constantemente con Pablo Torre y Bustos y Soko y Ceballos comenzaron a martillear en profundidad por la derecha. Lo que se suponía desde que arrancó la temporada, vamos. Ejercer la superioridad técnica y determinar el tipo de partido que se juega.
Justo en el ecuador del partido llegaron diez minutos que resultaron apabullantes de los racinguistas, que por momentos abusaron de los de Iñaki Alonso. En ese tramo del choque, del 39' al 48', el Racing marcó tres goles. Tres buenos goles. Gran combinación por la derecha y centro pasado de Ceballos (dos asistencias hoy), que transformó Bustos, llegando donde debe llegar el extremo de la banda contraria, soberbio cabezazo de Soko a un gran saque desde la esquina de Pablo Torre y, nada más empezar la segunda mitad, jugadón de Soko por su banda, pase atrás desde la línea de fondo y tiro cruzado, junto a la base del poste, de Riki. El racinguismo, a la hora de las rabas, se pellizcaba. Su equipo, por fin, vencía y convencía.
Dentro de una matinal de ensueño para los racinguistas, no haría mal el míster racinguista (que con este triunfo vuelve a librar) en darle una vuelta a una estructura defensiva que da demasiadas facilidades, incluso a un equipo netamente inferior. El Alavés pudo haberse acercado antes en el marcador, pero también es justo reconocer que también tuvo ocasiones, especialmente con las arrancadas de Soko por la derecha, de haber marcado también unos cuantos goles más.