El reflejo especular que se dibuja entre Francisco y Vicente Moreno
Los entrenadores de Girona y Espanyol se hicieron fuertes en Almería y Xerez, donde jugaron y se iniciaron en los banquillos. Sus trayectorias se asemejan.
Igual que la imagen de una montaña se refleja sobre la quietud de un lago a modo de espejo, las carreras de Vicente Moreno y de Francisco Rodríguez, los técnicos del Girona-Espanyol de este sábado en Montilivi, guardan sensibles paralelismos, que comenzaron ya desde bien jóvenes sobre el césped como futbolistas. Dos trayectorias esculpidas en el esfuerzo que se han instalado en el fútbol profesional y que persiguen la consolidación también en Primera.
Cuatro años mayor que su rival, Moreno convirtió el Xerez en su casa durante más de una década, y allí vivió dos ascensos y un descenso, llegando a disputar 22 partidos en la máxima categoría. Francisco, que de juveniles había probado curiosamente en el Espanyol, construyó su fortín en el Almería, con el que subió en dos ocasiones y donde jugó 28 encuentros de Primera. Y ambos se iniciaron en los banquillos en sendos clubes, donde habían dejado huella, en el caso de Francisco en el filial, y en los dos casos en la misma temporada: 2011-12.
Cierto es que, ya como entrenador, ha vivido Francisco hasta tres descensos (con Almería, Huesca y UCAM Murcia), por solo uno de Moreno (el del Mallorca el verano pasado), quien lleva tres ascensos (dos con el propio Mallorca y uno, con el Nàstic de Tarragona). Pero también es verdad que el almeriense ha dirigido 82 partidos en Primera por los 38 que por ahora lleva el de Massanassa.
Resulta harto llamativo que, desde su puesto de técnicos, no se hubieran visto las caras hasta el 1-2 en el RCDE Stadium de la presente temporada para el Girona, hace apenas dos meses. La razón es que precisamente han ido cruzando sus caminos entre Primera y Segunda. Y está claro que tanto Moreno como Francisco ambicionan regresar a lo más alto.
El director de orquesta del Girona lo tocó con la yema de los dedos la pasada campaña. Ahora es el entrenador del Espanyol quien ha puesto los cimientos para alcanzarlo. Pero, para ambos, queda todavía la mitad del camino.