Bono desafía a los penaltis
El portero del Sevilla detuvo las dos últimas penas máximas con el Sevilla y salvó tres puntos ante Betis y Alavés. Su despegue desde hace un año fue meteórico.
Bono se erigió en héroe de nuevo en Vitoria tras ser diferencial pocos días antes en el Benito Villamarín ante el Betis. Dos penas máximas. Dos paradas que salvaron un empate y una victoria. Dos apariciones estelares que lo convierten en una baza decisiva en el Sevilla de Julen Lopetegui. Su estirada ante Joselu levantó el júbilo de sus compañeros en el descuento contra el Alavés. Sus reflejos ante Fekir lo habían hecho ante el eterno rival. El pasado verano, firmó otro penalti parado en un momento crucial ante Raúl Jiménez cuando el Wolverhampton buscaba seguir vivo en una Europa League que se vestiría luego de nervionense. Pero este desafío de Bono a los penaltis no siempre fue un idilio: antes de estas tres paradas, sólo atendió a cinco fallos de sus contrincantes en esta faceta antes de llegar a Nervión (recibió 25 goles de penalti en su carrera). Su media de esta temporada es del 50% y eso dispara los elogios.
"Está poniendo su nombre en letras de oro en el Sevilla", avisaba Andrés Palop, toda una referencia en la historia del Sevilla como portero. "La temporada de Bono está siendo extraordinaria. Sin ir más lejos, ayer, en ese minuto 89, donde el partido agonizaba y los tres puntos eran muy importantes, incluso se le ve relajado en esa situación de penalti, incluso se le ve sonriendo", avisa el guardameta en los medios oficiales del club. Para Bono, todo fue un poco más sencillo y así se envidenciaba con sus palabras tras el choque: "Se la dedico a mis compañeros, que se merecían ganar por el esfuerzo y no se merecían volver a casa con otro resultado distinto. Tocan situaciones como el penalti y hay que responder cuando se pueda. Es un poco de intuición y detalles. Se dio bien, hay que seguir pensando que es una tarea que es parte del juego y que hay que tener en cuenta que puede pasar".
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El protagonismo de Bono en Nervión no es ninguna casualidad y su papel para Lopetegui es vital, más aún con la presente lesión que atraviesa Tomas Vaclik, su competidor en el puesto. Su irrupción fue meteórico desde el pasado año. A estas alturas de la pasada campaña, el marroquí no había jugado ni un minuto en Liga y estaba a la sombra del guardameta checo. Se ganó un pasaporte a la titularidad por su buen rendimiento en la Copa y la Europa League, aunque sobre a través de las circunstancias y los problemas físicos de Vaclik. Bono surgió entre dudas y hoy capitanea la meta sevillista con brillo y desafiando a la historia reciente. En sólo un año, pasó de ser casi un invitado en la plantilla a ser una referencia de presente y futuro.