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Kubo: 25 minutos para ilusionarse

El japonés jugó un gran primer partido con el Getafe. Participó en los dos últimos goles de su equipo, aunque una patada de Rigoni amenazó con sacarlo del duelo.

Takefusa Kubo ha recuperado la sonrisa en Getafe. Y cuando sonríe, desata todo su talento, uno de los más importantes de LaLiga, como ha demostrado en su primer partido con la camiseta azulona. El japonés, cuando más atascado parecían los ataques contra un aguerrido Elche, se ha encargado de revolucionar el juego visitante, aportándole su calidad y velocidad.

José Bordalás confía en él y eso es lo más importante para que veamos su mejor versión. El Getafe llegaba en una situación comprometida después de haber perdido tres partidos consecutivos, uno de ellos contra el Córdoba para caer eliminado en Copa del Rey. Con 1-1 en el marcador y sin crear demasiado peligro, las dudas empezaban a notarse. Con todo esto, y a pesar de ser un recién llegado y no haber entrenado ni una sola sesión, el director técnico decidió que Kubo era la solución, y no se equivocó.

Apenas cuatro minutos fueron suficientes para demostrar lo que vale. Salió en el 65' y, en el 69', después de una conducción en velocidad con varias bicicletas para confundir a su defensor, disparó con fuerza un tiro que Édgar Badía no pudo despejar bien y que acabó finalizando Jaime Mata para confirmar la remontada. Los compañeros se dividieron, un grupo se fueron con el delantero mientras que otros, conscientes de la importancia de Kubo, se acercaron a celebrar con el japonés.

No paró de correr el tiempo que estuvo en el campo. En ataque, partió como extremo derecho, bien pegado a la banda para abrir la cerrada defensa rival. Más adelante, con la entrada de Ángel y el cambio de sistema, se le vio también en el costado izquierdo. Un centro suyo forzó el penalti sobre el delantero que a la postre supondría el definitivo 1-3. También ayudó mucho en defensa, persiguiendo a su lateral hasta cerca de su propia área en varias ocasiones. Este fue el principal motivo que alegó Emery para no alinearlo durante su etapa en el Villarreal.

El susto llegó en el 82'. Una dura entrada de Rigoni le dejó renqueante. Estuvo más de 30 segundos en el suelo, cogiéndose el tobillo maltrecho. Las imágenes de dolor eran evidentes, pero quedó en nada y pudo seguir jugando hasta el pitido final. En total, tocó la pelota en 21 ocasiones y tuvo un 100% de acierto en el pase. 25 minutos que ilusionan y mucho tanto a los aficionados del Getafe como a los del Real Madrid.