Fallece Avelino Chaves, un sabio del fútbol
El histórico jugador (1952-58) y secretario técnico (1963-96) del Real Zaragoza acaba de morir a los 89 años.
Luto en el Real Zaragoza. Avelino Chaves, una de las personalidades más sobresalientes de la historia del club aragonés, el secretario técnico por antonomasia, ha fallecido este mediodía a los 89 años en la capital aragonesa. Se ha ido un hombre irrepetible: recto, discreto y honrado, un verdadero sabio del fútbol y un zaragocista de los pies a la cabeza, que ha sufrido estos últimos años como nunca por el equipo de su vida.
Avelino Chaves Couto nació en Verín (Orense) el 26 de enero de 1931. En sus inicios deportivos compaginó el atletismo —fue uno de los mejores velocistas gallegos de su generación— con el fútbol. Extremo derecha y delantero centro, hizo sus primeras armas balompédicas en el Colegio la Salle de Verín, del que saltó enseguida al Támega de su localidad natal. Su endiablada rapidez, su potencia y su olfato goleador llamaron muy pronto la atención de la Cultural Leonesa, pero fue el mítico Helenio Herrera el que lo acabó reclutando para el Valladolid, en Primera División, para la temporada 1948-49. Chaves tuvo que falsificarse un año la edad para poder jugar en la máxima categoría del fútbol español, entonces vedada para los futbolistas menores de 18 años. En Valladolid estuvo dos campañas con el ‘Mago H.H.’ antes de pasar al Granada, donde sufrió una primera lesión de menisco. Al Real Zaragoza llegó en el curso 1952-53, tras comprar su carta de libertad. El técnico húngaro Berkessy escribió de él en su informe confidencial al presidente Julián Abril recomendando su fichaje: “Es fuerte y veloz, y reúne todas las condiciones para ser un magnífico futbolista. Los defectos que ahora tiene se los corregiré yo”.
Chaves colgó las botas en 1958, tras dos campañas en blanco por una nueva y grave lesión de rodilla que le retiró con 27 años. Su último partido, aún recordado por los viejos aficionados, lo jugó en Mendizorroza el 29 de junio de 1956 y significó el ascenso del equipo aragonés a Primera División. Aquel encuentro lo jugó infiltrado y seriamente lesionado, y le pasó una factura física definitiva. En total, vistió en 91 encuentros oficiales la camiseta del Zaragoza y marcó 52 goles. Fue ‘Pichichi’ de la Segunda División en la temporada 1954-55, con 24 tantos. El Barcelona y el Atlético de Madrid persiguieron sucesivamente su contratación, pero el presidente Cesáreo Alierta se negó siempre a traspasarlo. Chaves fue en su época el jugador mejor pagado del Zaragoza, con 125.000 pesetas (unos 753 euros) de ficha anual, una cifra notablemente inferior a la que podía haber ganado en Las Corts o el Metropolitano. Fue, además, el segundo futbolista en la historia del Real Zaragoza, tras Gonzalvo II, en disponer de coche particular, un Bandera negro, de la firma inglesa Standard.
A su retirada forzosa del fútbol, y tras un partido de homenaje en La Romareda, Avelino Chaves estableció su vida a caballo de Zaragoza y Verín, tras montar con uno de sus hermanos una empresa de transportes. Pero aquel paréntesis apenas duró cinco años.
Waldo Marco, el presidente de los Magníficos, lo incorporó al club como asesor técnico en la temporada 1963-64, cargo que compatibilizó en los primeros años con el de entrenador de los equipos juveniles. Chaves, con el título nacional de entrenador en el bolsillo, iniciaba así su larga y exitosa carrera en la sala de máquinas del Real Zaragoza, una carrera fructífera que se prolongó hasta su jubilación en 1996, un año después de la conquista de la Recopa en París y con cuatro Copas, una Copa de Ferias y un subcampeonato de Liga en su hoja de servicios. En 33 años como patrón técnico en los despachos, su fichaje más sensacional fue el de Nino Arrúa, probablemente el mejor futbolista de la historia del Zaragoza, pero su lista de grandes aciertos resulta interminable: Manolo González, García Castany, Diarte, Pichi Alonso, Casuco, Valdano, Morgado, Barbas, Amarilla, Rubén Sosa, Juliá, Yáñez, Mejías, Vizcaíno, Aragón, Cafú…
Compartió tareas con Rosendo Hernández, con Manolo Villanova y, en su última etapa, con Pedro Herrera, y fue siempre un compañero leal y discreto. Nunca le gustaron las entrevistas ni el protagonismo, pero, de puertas adentro, impartió con generosidad su magisterio y dedicó su vida al Zaragoza. De su sabiduría se beneficiaron entrenadores como Carriega, Arsenio, Leo Beenhakker y, especialmente, Víctor Fernández, con el que formó un tándem personal y profesional extraordinario. Y su trabajo, al margen de la rentabilidad deportiva, fue impagable en términos económicos: al Zaragoza le dio a ganar, en ventas sucesivas de sus fichajes, muchísimos millones de pesetas, los necesarios para que el club sostuviera su prestigio y su posición en el fútbol español.
El funeral por Avelino tendrá lugar pasado mañana, a las 13:00 horas en el Cementerio Católico de Torrero, para ser después incinerado.
Nosotros, que lo conocimos bien y disfrutamos de su amistad, escribimos hoy con brazalete negro por su memoria. Descanse en paz Avelino Chaves, gloria eterna del Real Zaragoza.