Pepe Mel tuvo apalabrado su fichaje por el Espanyol
El hoy técnico de Las Palmas daba por hecho que recalaría en Sarrià, pero un vuelco en el banquillo lo truncó. El club perico se decantó por el canario Andrés.
A pesar de su delicada clasificación, el crédito de Pepe Mel en Las Palmas parece estar lejos de agotarse. Y se lo ha ganado a pulso. El madrileño, todo un clásico de los banquillos a sus 57 años, recibe este domingo a un Espanyol al que se le ha vinculado no solo en alguna ocasión como entrenador, sino que estuvo a punto de firmar en su etapa de futbolista. Quién sabe si hubiera marcado una época como lo hizo en su destino final, el Betis.
En los inicios del verano de 1989, y con el descenso del Espanyol a Segunda recientemente formalizado, buscaba el club perico el gol que no había tenido la temporada anterior (Michel Pineda, con cinco dianas, había sido su máximo realizador) y parecía encontrar al candidato idóneo en Mel. A sus 26 años, venía de subir con el Castellón al anotar 21 goles. No fueron meras cábalas. El presidente, Ferran Martorell, fue el primero en contactar con él, así que el Espanyol tomó la delantera y el atacante se había hecho ya a la idea de que recalaría en Sarrià.
Pero el banquillo blanquiazul vivió un seísmo, con la destitución del inglés Allan Harris antes incluso de haber dirigido su primer entrenamiento y el nombramiento de Benito Joanet, a quien no acababa de convencerle Mel. Su candidato era otro, el tinerfeño Andrés González, que venía de anotar 11 goles con Las Palmas. Y fue quien se llevó el gato al agua.
Nadie en el Espanyol salió bien parado de la decisión. Mientras que Martorell dejaba la presidencia tras haber convocado elecciones, Joanet era destituido tras 17 jornadas y Andrés pasaba inadvertido por el Espanyol sin haber marcado un solo gol en toda la temporada, en la que únicamente disputó diez partidos, seis como titular, y 499 minutos; algo tremendo falló porque en el Xerez, en la campaña siguiente, anotaría 17 tantos.
El único ganador fue Mel, que acabó firmando por el Betis, con el que también subió a Primera en esta temporada 1989-90 y como 'pichichi' de Segunda, con 22 tantos (para hacerse una idea, el máximo realizador perico fue Gabino Rodríguez, que hizo 12), en el inicio de un idilio que convertiría al verdiblanco en el club donde más jugó como profesional y al que más veces ha entrenado. Ahora aguarda al frente de Las Palmas. Quién sabe qué habría pasado si en aquel verano de 1989 hubiera recalado en Sarrià.