Maradona
Recientemente fallecido, Maradona fue el penúltimo representante del fútbol-arte del siglo XX (Zidane se puede considerar como el último). Su Mundial de 1986, que ganó liderando a la selección argentina, es un compendio de regates, fintas, goles, liderazgo… Maradona era el fútbol hecho arte. Bajo su liderazgo, el Nápoles, un modesto equipo italiano, considerado como un equipo de desarraigados (el despectivo adjetivo de ‘terrone’, con el que las gentes del norte de Italia (Milán, Turín) consideraban a los habitantes de la Italia del sur) lograse dos Scudetti y una Copa de la UEFA es otra de las muescas que dejó a lo largo de sus más de 20 años de carrera, donde sufrió entradas violentísimas. Maradona era amor a la pelota, al juego, a la diversión (él no jugaba, él se divertía y hacía divertirse tanto a sus compañeros, sus rivales y los aficionados). Maradona fue La Mano de Dios (la picardía, la habilidad, el truco) y El Pie del Diablo (la calidad, la técnica, el talento). Maradona fue Diego. Con sus problemas, sus tribulaciones. También con su arte, su talento innato.