Mario Hermoso, Valladolid y un autorretrato

Cuando Mario Hermoso recaló en el Real Valladolid, hace ya más de cinco años, en él se vislumbraban unas condiciones magníficas. Después de que la temporada anterior Brian Oliván, hoy jugador del Mallorca, ofreciera un rendimiento elevadísimo en el Promesas, surgió un debate sobre la idoneidad de apostar por un jugador propio o por un talento asegurado. Braulio Vázquez, actual director deportivo de Osasuna, se había decantado ya por esto último. El joven valor, sin embargo, no terminó de cuajar, en medio de una campaña difícil, con hasta tres entrenadores, y en la que su posición, el lateral izquierdo, no fue la única discutida.

Incluso después de bajar un escalón competitivo y de volver al Castilla, donde ejerció de capitán y central, Braulio seguía defendiendo que acabaría instalándose en la élite de fútbol español. Y así lo hizo, después de que el Espanyol apostara por él, llegando a ser internacional y ganándose que el Atlético de Madrid pagara su cláusula. A las órdenes de Simeone, después de un primer curso en el que no terminó de cuajar, ha terminado haciéndose un hueco volviendo a aquel lugar que ocupó mayoritariamente en Zorrilla, más próximo a la cal.

Las recientes variantes tácticas del Cholo han hecho que ya no sea exactamente eso, pero sus recurrentes apariciones en el once titular del inicio de la temporada fueron como verse en un autorretrato, eso sí, con rasgos más maduros, porque más maduros son su carácter y su fútbol. Si cuando militaba en el Real Valladolid la pretensión era que subiera la banda, por eso de que ejercía de lateral, las demandas colchoneras son distintas; la querencia de Trippier a percutir y llegar hasta la línea de fondo han hecho que se vea una asimetría en los costados que se manifiesta con Hermoso guardando más la posición junto a los centrales.

Yendo un paso más allá, en los últimos partidos, ese cierre con tres defensores ha mutado en una última línea con este número de piezas, convirtiendo al británico directamente en carrilero y proyectando a otra pieza veloz por el costado zurdo con estas mismas características. Esto ha permitido ver un asiento (también) en el rol de carrilero a Yannick Carrasco y solidificar más si cabe una defensa que solamente ha encajado dos goles en nueve jornadas, aun cuando el carácter ofensivo de los colchoneros ha crecido de manera clara y evidente.

En todo esto, Hermoso ha sido facilitador, gracias al buen nivel esgrimido y a la capacidad de desdoblarse, puesto que su perfil permite a Simeone cambiar el dibujo, si lo requiere, dentro de un mismo partido sin cambiar las piezas, simplemente moviendo un par de ellas y manteniendo como fundamental a un futbolista que se reencontrará este sábado con el Real Valladolid, donde ya lo fue, aunque más por minutos que por unas sensaciones bastante alejadas de lo que hoy es. Al final, sí, un defensor de élite.