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RACING | EL ALARGUE

Jugar a pequeño y resultar demasiado pequeño

El Racing renunció a tener la pelota en San Lorenzo y eligió ir al cuerpo a cuerpo y pelear al Laredo las segundas jugadas, que perdió de manera reiterada

SantanderActualizado a
Jugar a pequeño y resultar demasiado pequeño
Nacho CuberoDIARIO AS

Números y sensaciones

El Racing ha disputado hasta ahora cuatro partidos, no conoce la derrota y ha encajado un solo gol. Pueden ser números aceptables..., si no tienes en cuenta que has jugado entre mal y rematadamente mal en todos y cada uno de los encuentros, que no has tenido el control del juego, que todos los futbolistas, uno a uno, parecen peores de lo que se les supone habida cuenta su trayectoria y que eres el Racing de Santander. Probablemente, los que llegan de fuera al club y ven la trayectoria reciente se queden con eso, oído en una reunión de técnicos, de "¿qué quieren?, llevan seis de los últimos ocho años en Segunda B y los otros dos han descendido". Vale, es verdad, pero tanto para los que vivimos de recuerdos como para los recién llegados, el partido del Racing en Laredo fue inaceptable. El de un equipo menor jugando a ser pequeño y, además, haciéndolo todo mal.

Dos delanteros

No tiene nada de malo jugar con dos puntas. Todo lo contrario, el 4-4-2 o el 3-5-2 son sistemas perfectamente en boga y con el que están triunfando muchos equipos. Solo hace falta tener jugadores para hacer que ese dibujo táctico te lleve a gobernar los partidos, con o sin balón, y a ganarlos, por supuesto. El problema de este Racing es que sus delanteros no están siendo, quiero pensar que todavía, capaces de marcar diferencias y a cambio está pagando un tributo muy alto por hacer condición sine qua non el tener en el campo siempre a dos delanteros. Cuando ha jugado con tres centrales no ha habido sitio para extremos, habiendo fichado a tres especialistas, Bustos, Camus y Soko, y en el 4-4-2 desaparece el mediapunta, o volante más ofensivo, que es el puesto natural de tus dos mejores futbolistas. O la plantilla está mal hecha o hay que seguir buscando un dibujo que la saque partido.


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Nacho CuberoAS


El centro del campo es un solar

Villapalos y Nana han llegado a Santander con un cartel impecable en Segunda B. Titularísimos en buenos equipos de la categoría y con cola de secretarios técnicos dispuestos a ficharles. Ismael Benktib es una apuesta, pero desde que se incorporó al club el marroquí ha demostrado tener cosas interesantes, especialmente dinamismo y verticalidad, que le pueden hacer brillar los días en los que haya espacios por dentro. Íñigo es la fiabilidad, uno de esos jugadores que se convierten en el comodín de sus entrenadores. Hace lo que sabe, es listo, juega concentrado y no te mete en líos. El yerno ideal. Pero los cuatro, buenos futbolistas de diferente perfil, tienen una característica común: no brillan con el balón (salvo Benktib, pero sale zumbando con él para arriba), combinan poco y no se ofrecen para iniciar desde atrás. El quinto hombre es todo lo contrario: Martín Solar. Le falta verticalidad, no mira a la portería, pero siempre la quiere y ofrece soluciones para tenerla a sus compañeros. El que sea el quinto, carne de grada en San Lorenzo, por ejemplo, indica que la opción elegida es la de no tener la pelota. Opción legítima. Y discutible.

Cuando te ahorran la autocrítica

Los entrenadores, que se pasan la vida dándole vueltas al sistema de juego, gustan de llegar a la sala de prensa y decir que lo de los sistemas no importa, como que es cosa de los periodistas, que nos aburrimos y nos da por ahí. Ya. Pues sí importa. Mucho. Sobre todo cuando tú eliges uno en el que desaparece la posición en la que brilla tu mejor futbolista, el único que ha dado señales esperanzadoras desde que empezó la temporada. Mucho lujo parece que un equipo que todavía no ha roto a jugar se permita el lujo de desactivar a Pablo Torre desde la pizarra y condene a Álvaro Cejudo a un papel residual. A Rozada le hicieron una pregunta tras el partido en este sentido, criticando implícitamente, a él, su decisión de poner al de Soto de la Marina en la izquierda y el ovetense respondió diciendo que Pablo tiene que hacer autocrítica y jugar donde él diga. Lo primero no lo necesita, porque la 'autocrítica' ya se la ha hecho su entrenador y lo segundo ya lo hizo ayer. Mal, como corresponde a una mala decisión de su jefe y una mala actitud suya (que supongo no entendía nada). Rozada dijo en la SER que "yo lo que tengo que hacer es molestar a Pablo lo menos posible". Pues eso.

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Nacho CuberoAS