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SELECCIÓN

Unai Simón llega a la meta

Luis Enrique sienta a De Gea y da la titularidad de la Selección al portero a quien hizo debutar tres días antes. Valora su seguridad con el balón en los pies.

MadridActualizado a
Unai Simón llega a la meta

De portero, Unai Simón; en la defensa, Sergi Roberto… Pocos terminaron de recitar ayer la alineación completa sin manifestar su asombro: "¡Unai Simón de titular!". Se escuchó en las tertulias de los programas de radio, en la conexión de televisión y se convirtió de inmediato en el chisme que compartir con los amigos en los momentos de bar.

En ninguna de las quinielas figuraba que Luis Enrique sentaría a De Gea en un partido en el que España se jugaba ser primera y daría la titularidad a Unai Simón, portero de 23 años a quien hizo debutar hace tres días en un amistoso en Ámsterdam. "Criticar a De Gea ya es vicio", llegó a decir el seleccionador en la anterior convocatoria.

Unai se ganó a Luis Enrique en Ámsterdam. Allí dominó su área, estuvo seguro por alto, se mostró elástico en una meritoria parada a Depay y, sobre todo, demostró seguridad para jugar el balón con los pies. Cada vez que Unai salía airoso tras correr el riesgo de sacar bien jugado el balón, Luis Enrique le correspondía desde la banda levantando el pulgar de su mano derecha.

Luis Enrique le pidió que utilizase su juego de pie sin tener miedo y Unai Simón lo hizo a la perfección. No hace gala de esa facultad en el Athletic porque en su club no se lo piden. Luis Enrique ve en Unai Simón una habilidad moderna, un remedio que no encuentra en De Gea y que tampoco es el fuerte de Kepa.

Siempre se había valorado a un portero por sus reflejos, la colocación, saber cubrir espacio en las salidas, ir bien por alto, salir de puños, su elasticidad (¡a cuántos les han llamado gato o pulpo!), por la intuición en los penaltis, por tener mando al ordenar la defensa…

El portero siempre se ha diferenciado de los demás jugadores porque es el único del equipo a quien se le permite jugar el balón con las manos. El fútbol actual exige que sean once y no diez los que tengan dominio del balón.