RAYO MAJADAHONDA 1 - CASTILLA 0
Carlitos y el árbitro castigan la inocencia del Castilla de Raúl
El técnico del filial blanco se guardó piezas importantes y regaló el primer tiempo. Reaccionó en la segunda parte, en la que le escamotearon dos penaltis.
Tres semanas después, volvió a jugar el Real Madrid Castilla, afectado en las dos últimas jornadas del Grupo V de Segunda B por el coronavirus: dejó de medirse con Rayo Majadahonda y Atlético Baleares, en ese orden, por contagios propios primero y ajenos después. Con parón o sin parón, en pandemia o en normalidad (la nueva o la de siempre), hay cosas que no cambian: al filial blanco le cuesta horrores convertir su dominio en ventajas y que los árbitros le tomen en serio. Todo ello, acompañado por una alineación poco afortunada de Raúl, confluyó para que el Castilla cosechase su segunda derrota del curso en tres partidos, en el Cerro del Espino ante el Rayo Majadahonda, su rival aplazado de la tercera jornada.
Carlitos castigó la inocencia castillista con el tiempo casi cumplido, de estupendo voleón con la izquierda desde la frontal, tras un barullo posterior a un saque de esquina. La certificación de una desgracia que arrancó con el once de Raúl, que dejó en el banquillo piezas como Blanco o Arribas y apostó por un central (Pablo Ramón) en el lateral izquierdo y un carrilero (Miguel Gutiérrez) como extremo. El resultado fue un primer tiempo contenido, un peñazo del que también participó el Rayo, con la connivencia de un árbitro muy permisivo. Valga decir que lo más memorable antes del descanso fue la lesión de Ramón, que se rasgó el isquiotibial izquierdo en una arrancada, propiciando la entrada de Kenneth y el regreso de Gutiérrez a su sitio.
Lo vio igual Iriondo, que arrancó el segundo tiempo con tres cambios, entre ellos la entrada de su goleador, Rubén Sánchez. Recompuesto, el equipo majariego zarandeó al Castilla y mereció facturar, sobre todo en un mano a mano del propio Rubén Sánchez que definió inexplicablemente muy arriba. Raúl confió en su Plan A todo lo que pudo y mucho más de lo que se merecía, y en el 68’ introdujo a Blanco y Arribas, impulsando los mejores minutos del Castilla y obligando, en la ocasión más clara, a una doble parada de Sotres.
Su ineficacia para machacar suele llevar al filial blanco al borde del precipicio, donde apareció el árbitro Domínguez Cervantes para pegarle el soplido de gracia, con Hugo Duro como protagonista en ambos casos. Primero se comió un agarrón notorio de Vega al delantero blanco (rosado en este caso), con el colegiado a escasos metros y sin obstáculos de por medio; y luego sacó del área un pisotón de Bernal sobre Duro, de nuevo en posición privilegiada para acertar. No es nuevo el escarnio arbitral al Castilla, más bien conviene contar con ello y evitar charcos como un primer tiempo sin chicha y un segundo mucho mejor, pero sin puntería.