El Racing se preparó en Lezama para jugar sin tener la posesión del balón, contra el Alavés quiso tener el control del juego, pero no pudo. Ganó los dos.
El juego, claro. Los resultados son difícilmente mejorables. Siete de nueve puntos, un solo gol encajado, pocos tiros concedidos al rival... Habrá quién piense que esto es mejor no tocarlo, pero sinceramente creo que dentro del vestuario saben que este rendimiento de puntos no se puede sostener si no mejora el juego. Hay que empezar a tener el mando del juego, superar en posesión al rival, dar tres pases seguidos de manera habitual. Jugar al fútbol. Es cierto que defender también es una parte del juego, y que defender bien, como se ha venido haciendo, es una gran primera piedra sobre la que construir un buen edificio. Pero no es suficiente. Los tres centrales funcionan, pero ese esquema lastra el rendimiento de gente como Bustos, Camus o Soko, cuando le toque, que son extremos puros y se necesita que los pivotes ayuden a iniciar el juego y que no se la tengan que jugar siempre, dividiendo en conducción, Matic, Figueras o Gil. Villapalos, Íñigo y Nana tienen que generar más volumen de juego, no solo ayudar en tareas defensivas.
Declaración de intenciones
Tengo para mí que Rozada ha dado un aviso para navegantes con la decisión de meter a Íñigo por Villapalos en el once inicial. Ha confirmado que para él no hay intocables, En la segunda jornada se cargó a Cejudo y en la tercera a Villapalos. En el partidillo del jueves pasado el de Ampuero y el madrileño se enfrentaron, uno en cada equipo, como ejes defensivos. Y fue muy evidente que el cántabro estuvo mejor, pero pocos pensaban, Íñigo incluido, que el ovetense iba a recetar tan pronto banquillo a uno de los fichajes más contrastados del verano. Y más después de una victoria de prestigio. Y lo hizo. ¿Será verdad que los entrenamientos sirven para ganar o perder el sitio en el once? Yo nunca me lo he creído, pero este entrenador parece a empezar emitir señales en ese sentido.