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BARCELONA

Ansu, meteórico mayor de edad

La nueva sensación del fútbol español cumple este sábado 18 años. Acumula récords, es pretendido por media Europa y es la nueva esperanza de la reconstrucción del Barça y la Selección.

Ansu Fati celebra un gol con el Barça en el Camp Nou.
Ansu Fati celebra un gol con el Barça en el Camp Nou.ALBERT GEAREUTERS

Anssumane Fati (Bissau) ya es mayor de edad. Una de las grandes sensaciones del fútbol europeo cumple este sábado 18 años. Seguramente, el carnet es lo último que tenía que actualizar este adolescente para considerarse un semi-adulto. Porque en el asunto futbolístico, va varios cuerpos por delante del resto. Ansu, que celebrará los 18 años con un partido ante el Alavés, llega a esta frontera con varios récords de precocidad en su mochila: con 16 años y 304 días, se convirtió en el goleador más joven de la historia del Barça (había sido el segundo más joven en debutar). Le quitó el honor a Bojan. Con 17 años y 40 días dejó su carta de presentación en la Champions. Ahora mismo, es el goleador más joven de la historia de la glamourosa competición. Superó a Ofori-Quaye quien, siendo jugador del Olympiacos, había marcado al Rosenborg con 17 años, seis meses y siete días. Ansu completó el pasado mes de septiembre su colección de registros. Con su tanto ante Ucrania, se convirtió en el goleador más joven de la historia de la Selección española con 17 años y 311 días. Ansu batió un récord que databa de 1925 (Errazkin). Ansu también es el jugador más joven en hacer un doblete en LaLiga (Levante) y en la Champions (Ferencvaros)...

La historia de Anssumane Fati empieza en Herrera, un municipio de unos 8.000 habitantes en el interior de la provincia de Sevilla. A la comarca de la Sierra Sur llegó Ansu con ocho años. Su padre, Bori Fati, ya llevaba un tiempo en España. Empezó recogiendo vasos. Luego conoció a Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde comunista de Marinaleda, quien, aprovechando que tenía en regla el carnet de conducir, le consiguió trabajo como conductor de camión de basura en Herrera. Bori mandaba dinero a Guinea hasta que pudo resolver el papeleo para traer a su mujer y a sus hijos. A Ansu lo engendró, pero casi ni le conocía. Llamó la atención del Sevilla cuando jugaba en los Peloteros, una escuela que aglutina a chicos de casi una veintena de pueblos de la comarca de Sierra Sur, de la que participan los ayuntamientos de cada municipio con una aportación de unos 1.000 euros al año y que implica a casi 8.000 personas. Ansu llegó al Barça por el buen ojo, entre otros, de Mani histórico ojeador del club azulgrana, que junto a Jose Antonio Valdivieso, coordinador de la cantera del Barça en Andalucía, empezaron un cortejo al que ayudó que el hermano de Ansu, Braima, ya estaba en La Masia. Betis y Madrid se lanzaron a por él. Albert Puig, entonces coordinador de la cantera del Barça, viajó a Andalucía y terminó de convencer a la familia de Ansu. Mientras el Barça resolvía el trámite de su ficha federativa, retenida por el Sevilla, el chico hizo viajes esporádicos a La Masia para ir haciéndose a la idea de lo que le esperaba, hasta que se instaló allí en la etapa de alevín. Coetáneo de Eric García (también de Kubo), uno de sus sueños es reencontrarse con él como ya ha hecho en la Selección.

En un caso que, en parte, recuerda al de Raúl en Madrid en la temporada 1994-95, cuando Valdano lo arrancó del filial y lo puso a jugar con Zamorano, Laudrup y Amavisca sin pasar por el primer equipo, Ansu también se saltó el último escalón de la evolución y ni ha jugado en el Barça B. En el verano de 2019, Messi se lesionó justo antes de que el Barça viajase a Estados Unidos. A aquella gira, que incluía dos partidos contra el Nápoles, no acudió Ansu. Sencillamente, porque era jugador del juvenil. Pero a la vuelta del Barça de Michigan, Messi recayó antes del debut en San Mamés. Y en Bilbao, Suárez y Dembélé se lesionaron. El Barça se quedó con Griezmann a secas. Valverde comprobó entonces in situ en los entrenamientos lo que le contaban sobre un jugador que ya había impresionado a Luis Enrique cuando todavía era entrenador del Barça. "Sé que hay una generación buenísima en el cadete B, pero espero que esto no lo escuchen sus agentes", dijo en una entrevista concedida al club en 2015. En esa época, Ansu combinaba el Infantil B y el Cadete B del Barça porque iba muy por delante del resto. Por entonces, se rompió la tibia y el peroné de la pierna derecha en un mini-derbi contra el Espanyol. Estuvo diez meses de baja, pero dio con un buen diagnóstico y unos buenos doctores que cuidaron su progresión.

Pero estábamos en el verano de 2019. Su debut fue un trueno. Tanto que la Federación Española de Fútbol, después de ver sus partidos ante Osasuna y Valencia, se dio cuenta de que el chico se le podía escapar y aceleró con el Gobierno una nacionalización exprés, que se aprobó en la segunda quincena de septiembre en el Consejo de Ministros. Ansu debutó pronto con la Sub-21, aunque ese escalón también saltó pronto. El 3 de septiembre debutó con la Absoluta y ya es el goleador más joven de la historia de la Roja.

Ansu está representado desde hace unos meses por Jorge Mendes. Podríamos decir que su tercer agente. Sus primeros pasos en Barcelona estuvieron tutelados, además de por su padre Bori, por la Minguella Football Management. Fue Rodrigo Messi, hermano de Leo, quien se convirtió luego en su asesor deportivo, aunque no en su representante legal. Mendes presentó una oferta astronómica este verano. Era del Manchester United. El Barça, sin embargo, había realizado un movimiento inteligente el invierno pasado, cuando había mejorado el contrato de Ansu (170 millones de cláusul)a y había dejado la opción de ampliarlo hasta 2024 de manera unilateral cuando fuese entrenador de la primera plantilla. Ese contrato sigue en cuestión, ya que también está pendiente de una mejora que podría resolverse ahora que alcanza la mayoría de edad. La situación económica de la primera plantilla, sin embargo, lo complica en parte. Según la web especializa transfermarkt, el valor de Ansu es de 80 millones de euros. Para KPMG, está en 67 millones. El United, en cambio, ya daba 150 porque entiende que, como ha pasado en el último año, el valor del jugador no va a dejar de crecer.

Como buen adolescente, Ansu, que vive con su familia, es un enamorado de la PlayStation y gasta el tiempo también con películas y series mientras intenta avanzar con los estudios, donde intenta que no se le atraganten las matemáticas. Ahora, y no sólo desde la pandemia, los jugadores están muy lejos de los periodistas. Al menos los del Barça. Sus entornos (el eufemismo de departamentos de prensa) son cada vez menos conocidos y transmiten el relato que les interesa. De Ansu llega que, de momento, tiene los pies en la tierra. Mantiene a los colegas de la edad juvenil, a quienes sigue de cerca y con los que espera encontrarse pronto. Este sábado cumple 18 años con fantásticos retos por delante. Lo que en un chico de su edad sería ahora preocupación por alcanzar alguna vez el primer equipo, en él se llama titularidad en el Barça, Champions, Eurocopa, Juegos Olímpicos... Ansu ya es mayor de edad y puede pensar en comerse el mundo. Eso, y ser estrella, sólo lo hará desde la humildad que intentan transmitir los valores del club.