Santos fue el relámpago en la tormenta
Dos arrancadas del uruguayo del Leganés facilitan los goles ante un Oviedo gris, que solo pudo recortar distancias en el último minuto por medio de Obeng.
Se ha convertido el Leganés en una factoría de fiabilidad capaz de romper rachas llamativas. Sumaban los pepineros 1.625 días sin ganar tres partidos ligueros consecutivos hasta que llegó el Oviedo a Butarque para fijar el inicio de una nueva marca. Curioso que aquella última ráfaga positiva comenzó frente a los asturianos en 2016. El ciclo se cerró y lo hizo a lomos de las cabalgadas de un reconocido sportinguista, el uruguayo Michael Santos. En la primera regaló a Gaku la asistencia del 1-0 tras dejar atrás a cuatro carbayones. Con su pase danzó el nipón sobre el área. Otros dos rivales más cayeron antes de su remate. Golazo en medio de la tormenta que se desató sobre Butarque y un Oviedo impotente. El 2-0 también nació de Santos desencadenado. Borja aprovechó de vaselina su rechace ante Brazao. Obeng (93’) recorto distancia sin tiempo para la épica.
Mutó Butarque en una sucursal climática de Asturias cuando el balón comenzó a rodar entre remolinos de viento y lluvia atlántica que amenazaban con convertir la pradera en una piscina de comprometida fiabilidad. Curioso que en medio de la tempestad se adaptó más el local desacostumbrado que el visitante habituado. Tanto ímpetu le puso el Lega a la faena de mimetizarse con el tiempo, que inició lanzado cual tormenta invernal. Un cuarto de hora le duró el arreón, con dos relámpagos rozando el gol. Sabin (6’) tuvo el primero en un mano a mano asistido por Arnáiz, autor frustrado del segundo zarpazo (15’). El talaverano no llegó a rematar por poco un buen centro del peleón Palencia. Se animaba el partido. O eso parecía.
Desde entonces la monotonía mojó más que el aguacero y el ritmo decreció lastrado por ese muro azul que Ziganda erigió en Madrid. Soldados audaces del repliegue, sus chicos regalaron lecciones de defensa ante los que este Leganés dinámico y ortodoxo del balón (se fue al descanso con 70% de posesión) fue incapaz de generar desborde. Mérito carbayón apenas deslucido en el 44’, cuando Pardo, novedad en el once, deslizó tímido un cabezazo fruto de la estrategia, el refugio pepinero de sus dos últimos triunfos. En ambos casos fue Gaku el asistente. Esta vez le tocó ser ejecutor de una acción con firma divina. También estruendosa.
Santos, que reemplazó a Sabin en el descanso, ejerció de trueno desbocado en el 1-0. Su arrancada de 40 metros no encontró camiseta azul capaz de frenarlo. Tras dejar atrás a cuatro rivales (caño a Arribas incluido), cedió la bola atrás. El tacón de Bolaño la dejó justo en el espacio al que Gaku llegaba. En lugar de reventarla, el nipón danzó sobre el área, sentó a otros dos oviedistas más y marcó a placer. Golazo de alivio. Solo dos minutos antes Ziganda había hecho cuatro relevos a los que no dio tiempo a cambiar el partido. Sí lo hizo el gol.
Desde entonces el Oviedo fue otro. Un arreón de orgullo anclado en un cambio de actitud ante el que el Leganés se hormigonó en defensa con las sustituciones y la pizarra. Suficiente para resistir a la espera del dislate visitante. Nahuel regaló a Santos la asistencia del 2-0. Otra cabalgada del uruguayo lo dejó sólo ante Brazao. Su rechace lo anotó Borja (86’). El gol de Obeng (93’) fue estertor insuficiente para un Oviedo gris, niebla volátil en la ventisca pepinera.
Ziganda: “Nos falta confianza, pero vamos a trabajar”
¿Por qué los cuatro cambios?
El pan de partido depende. Con 0-0, un segundo tiempo que nos dominaban más por el viento que por otra cosa, sí que queríamos que con gente con chispa podríamos tener más opciones de contragolpear. Lo de Blanco, también dependía del partido.
Al Oviedo le cuesta generar.
Los números están ahí y son claros. No sé si es justo medir el tiempo que llevamos con hacer una valoración. Vamos a darle tiempo. Me quedo en la idea de trabajar y entrenar. Y tener un grado de confianza entre todos. Podemos generar más opciones, podemos hacer más goles de estrategia, contras, centros... nos falta confianza y eso se genera con trabajo. Nos vamos tristes, como los aficionados, pero debemos pensar ya en el partido del miércoles. Esto ya ha pasado. Tendré que darle vueltas a la situación. Yo creo en el trabajo y confianza en los jugadores, que son los que lo van a sacar.
¿Qué le dice a la afición que teme otra temporada de luchar por la permanencia?
La afición estará sufriendo como sufrió el año pasado. Los números no son buenos, está claro. Hay algunos aspectos que nos cuesta muchísimo. No voy a pedir nada. Solo palpo que están a muerte con el equipo. Vamos a hora a trabajar duro, muy duro. Está en nosotros en revertirlo. Nos sentimos apoyados. Tenemos que preparar los próximos partidos.