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MIRANDÉS

José Alberto López: "En Miranda se respira un ambiente especial"

El nuevo entrenador del Mirandés cogió las riendas del conjunto rojillo el pasado 27 de julio. Desde el primer momento se sintió identificado con la filosofía del club.

José Alberto posa junto al escudo del Mirandés en Anduva.
Paula González

Tras una pasada campaña de ensueño en la que Andoni Iraola dejó el listón muy alto, a José Alberto no le asusta el reto de entrenar al Mirandés. El equipo rojillo suma 8 puntos en cinco jornadas pese a la profunda renovación que ha sufrido la plantilla.

- ¡Menudo inicio de Liga!

- A toro pasado, tengo la sensación de que por merecimientos tendríamos que tener más puntos. El fútbol solo entiende de efectividad en las dos áreas y nos ha faltado generar más situaciones claras de gol. Estamos muy satisfechos de lo que el equipo va mostrando. Los jugadores se han adaptado muy rápido. Con resultados positivos es más fácil trabajar.

 - Creo que no dudó demasiado en aceptar la oferta rojilla.

- Estaba en casa porque me pilló sin entrenar después de la destitución en el Sporting. De enero a marzo viajé mucho para recabar información sobre la categoría e ir corrigiendo diferentes aspectos como entrenador. Durante el confinamiento me seguí formando. Cuando recibí la llamada estaba viendo fútbol. Había otros equipos interesados, pero después de hablar con Chema (Aragón) y el presidente todo fue muy rápido.

- ¿Llegó a pensar que el listón de Iraola estaba había quedado demasiado alto?

- Soy una persona que no se para a analizar lo que ya ha pasado o lo que está por venir. Hay que vivir el día a día. Cualquier experiencia que uno tenga sirve para aprender. La temporada pasada fue excelente para el Mirandés, pero ahora estamos en otra, con otros jugadores, con una plantilla prácticamente nueva. Queremos generar un estilo y una identidad que nos ayuden a obtener los mejores resultados.

- Ya han caído dos entrenadores con tan solo cinco jornadas disputadas. ¿Hay poca paciencia en determinados clubes?

- Esta categoría es así. El año pasado hubo 18 destituciones. Eso habla de la exigencia y las prisas que tienen los clubes por intentar cumplir sus objetivos. Al final lo más importante es el día a día, ir creciendo como equipo y que haya tranquilidad en el entorno. El objetivo para el Mirandés no puede ser otro que la permanencia. A partir de ahí hay que soñar en grande, pero teniendo claro que peleamos contra auténticos transatlánticos.

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- Hablando de exigencia, ¿llegó a notar una mayor presión en el Sporting al ser de la casa?

- La exigencia se la pone uno mismo. La presión es buena y existe tanto en el Sporting como en el Mirandés. Va en el cargo. El que no sea capaz de tolerarlo, no puede ser entrenador. El hecho de entrenar a tu club, al que apoya toda tu familia, lo hace más complicado. Se llegó a corear mi nombre en El Molinón siendo técnico del filial. Eso fue una responsabilidad grande. Quería devolver al equipo a Primera, pero me fui con la espina clavada de no conseguirlo.

- Conocía la ciudad y el ambiente que se genera en Anduva, pero en Miranda se respira fútbol por los cuatro costados.

- Sabía bien dónde venía y el sentimiento que tiene la ciudad hacia el Mirandés. Vine a ver mucho fútbol cuando entrenaba al filial del Sporting. Fue una de las cosas que me motivo a venir aquí. Somos uno de los mayores perjudicados de que nuestra afición no esté en el campo. Se siente un ambiente especial porque la gente siempre está empujando. Eso no se da en otros sitios.

- Le gusta mucho la bicicleta. Le sirve para desconectar del fútbol, ¿no?

- Me cuesta desconectar mucho y por eso necesito coger la bici. Al final estamos los siete días de la semana trabajando. Hay muchas cosas que hacer y controlar. Me encanta pasar tiempo con mi familia, mi mujer y mis niños. Tengo unos vecinos que nos han acogido de maravilla y me obligan a coger la bici e ir de ruta. Me gusta San Juan del Monte y los Montes Obarenes. Son entornos maravillosos para hacer deporte.

- Su ritmo de vida es frenético como el de cualquier entrenador, pero saca tiempo para lucha contra la ELA. Una enfermedad que padece un compañero, Juan Carlos Unzué.

- Tengo una buena relación con él porque entrenó a mi hermano en el Numancia. Es una persona excepcional y como entrenador tiene valores y las ideas claras. Intento ayudar en todo lo que puedo para el beneficio de todos.

- Ojala también pase pronto la actual situación que estamos viviendo con la COVID-19. El deporte, en este caso, sirve como válvula de escape para una ciudad que está confinada.

- El deporte marca el estado de ánimo de la propia ciudad. Las victorias dan alegría y energía. Todo lo que podamos sumar y conseguir en este momento tan complicado será bienvenido. Me acuerdo mucho de la hostelería y el ocio nocturno, aunque no soy muy de fiestas, pero piensas en la gente que vive de ello. Somos personas y estas cosas también nos influyen.

- Haciendo referencia al aspecto deportivo, el modelo del club está claramente definido. ¿Le viene como anillo al dedo?

- Creo que tenemos una buena mezcla. Son jóvenes porque lo marca el DNI, pero el carácter y la personalidad no viene en la edad. Tenemos jugadores con mucha creatividad que no es nada sencillo hoy en día donde se prioriza tanto el aspecto táctico. Eso nos hace ser diferentes. Nos faltan partidos para adquirir experiencia, pero lo importante es aprender de los errores. El equipo tiene hambre y sabe entender la corrección.

- ¿La cabeza también se entrena?

- Claro que sí. Se entrena todo. La parte emocional es muy importante. Marca la diferencia. La respuesta a un error o ante un gol recibido es lo que te hace ser distinto. Por ejemplo, Rafa Nadal dio una lección a todos de lo que es como competidor y la fuerza mental que demuestra en cada punto. Nos toca hacer un trabajo importante en ese apartado también.