Mejoría, sufrimiento y liderato
El Madrid acabó pidiendo la hora en un partido en el que pudo golear. Volvieron a decidir Vinicius, con un gol de temple, y Courtois, con cuatro grandes paradas. Los blancos ya son líderes.
Asensio-Benzema-Vinicius. Apúntenlo, porque se avecina el fin del debate. Definitivamente la proa del Madrid. Con un gol del brasileño y la buena compañía del francés y el balear el equipo blanco firmó los mejores minutos del curso. Luego ganó como siempre, por un tubular, porque el don del gol no está en esta plantilla, y por Courtois, cuya relevancia en los partidos debe disparar la alarma.
Mejoría, sufrimiento y liderato
Zidane lanzó por cuarta vez los dados esperando que salga gol. Jugadores y entran y salen del hormiguero, ordenados en diversas geometrías, con la pretensión de que el Madrid se vuelva productivo. De aprobado raspado en aprobado raspado alcanzó el sobresaliente la Liga pasada, pero existe la convicción de que no alcanzará ni en esta ni en Europa, donde hay mucho león suelto. Esta vez tocó la vuelta a los extremos, una relectura del clásico, con Asensio y Vinicius, los más populares entre la afición. Al brasileño le toca decidir si va para Robinho o para Neymar. Al balear, si es jugador de paso o de época. En la otra punta, Paco López juntó a Morales y Roger, compañeros de pupitre ya hace una década en el filial. Una pareja de gran reputación: Roger, un goleador; Morales, un atacante completo, válido para el eslalon por su habilidad y para el descenso, por su velocidad.
La presencia de los cuatro dio para mucho desde la salida, en un partido sin preámbulos, con viajes regulares de área a área y un ritmo de rock impropio de principio de curso. Y como consecuencia lógica, el gol, de VInicius, desenfilado en el saque de un córner que no remató nadie. Supo esperar a la pelota y colocarla junto al palo con suavidad y exactitud, en detalle de rematador sereno y escrupuloso, lo que nunca fue. Al valor torero que se le suponía empieza a acompañarle el temple. Por ahí le van quedando menos rendijas a Zidane para no ponerlo.
El Levante es un equipo con pretensiones. Presión elevadísima, defensa muy cerca del centro del campo y dos puntas y dos jugadores creativos, Campaña y Bardhi, para acompañar de fuera adentro. Un atrevimiento que le da y le quita. Es permanente amenaza pero tolera mucho atrás. Así que lo mismo roza el gol con un remate cruzado de Morales o un cabezazo al larguero de Vukcevic que se traga cuatro contras seguidas del Madrid, todas más resueltas, porque en el camino del gol Benzema se pierde a ratos. Estamos en uno de ellos.
A partido abierto, todo mejoró en el Madrid: Nacho volvió a ser el bombero perfecto, Casemiro y Valverde cogen el tono, Asensio está muy por encima de sus competidores, Vinicius existe y Hazard no, Varane y Ramos son un fuerte... Y ordenándolo todo, el mejor Modric, cuya enorme presencia se tragó al Levante.
Acelerón y desmayo
En la segunda mitad el Madrid abrió gas. Demasiadas victorias mínimas, de esas que alargan el partido y el sufrimiento en partidos recientes. En apenas diez minutos dispuso de oportunidades para golear: remate al palo de Benzema, picadita demasiado cruzada de Vinicius, pifia a puerta franca del brasileño... Y pasado el vendaval, el desmayo: dos remates de Bardhi y dos salvavidas de Courtois, el segundo con el pie, por reflejos, tras rechace en Casemiro, y otros dos zapatazos fuera de De Frutos y Morales. Cuatro ocasiones para un empate ante un Madrid perezoso en el repliegue. Ese tic es recurrente en el equipo de Zidane: la temperatura de su juego sube y baja súbitamente y eso le impide echar el cierre a los partidos.
Y para que no faltara en un partido del Madrid, el VAR, que ilegalizó un gol de Ramos por un fuera de juego de microscopio. Antes el Levante, descamisado ya, había pedido la segunda amarilla de Casemiro. Presintiendo el peligro Zidane cambió creatividad por trabajo en las bandas (Lucas y Rodrygo). Fue un cambio a peor. El Levante llegó mucho y bien. Courtois sacó otras dos a un equipo que superaba a un centro del campo rival devorado. Aquella acometida no le dio para el empate y sí le hizo encajar el 0-2, en contra de Benzema. El fin de la angustia y el principio del nuevo liderato del Madrid.