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BARCELONA

Messi y el tabú de la suplencia

Koeman, el último entrenador en enfrentarse a la peliaguda decisión de hacer descansar a Messi. Fuera de casa, el jugador sólo metió siete de sus 31 goles en el curso 2019-20.

Actualizado a
Messi, con Ronald Koeman.
Quality Sport ImagesGetty Images

Si lo de Koeman desde que llegó al Barça es una carrera de 3.000 obstáculos, este espinoso asunto es, directamente, el de la ría. Sentar esporádicamente en el banquillo a Messi para dosificar sus esfuerzos y sacarle el mejor rendimiento por encima de hacer números por hacer números. Como Zidane hizo con Cristiano en sus dos últimas temporadas con el Madrid o, sin ir más lejos, como hizo Simeone este domingo con Luis Suárez, que demostró que en 25 minutos también se puede ser brillante.-

La suplencia de Messi es un gran tabú que el Barça está obligado a afrontar más pronto que tarde. Especialmente fuera de casa, donde su rendimiento la temporada pasada cayó alarmantemente. Messi sólo marcó siete de sus 31 goles oficiales lejos del Camp Nou y sólo dos tuvieron impacto real en el resultado. El 0-1 en Praga ante el Slavia (1-2 final) y el espectacular 0-1 en el Wanda aplaudido por Simeone un día antes de recoger su sexto Balón de Oro. El resto de sus goles fuera resultaron intranscendentes: en un 0-3 al Eibar, en un 0-4 ante el Mallorca y en el 0-5 ante el Alavés en la última jornada de Liga. Demasiado poco de Messi fuera de casa el curso pasado. A él, que tanto se encargó de repetirlo durante el curso, tampoco le alcanzó para ser determinante lejos del hogar.

Koeman ya anunció el pasado sábado que, con tres partidos en la semana, no todos iban a jugar todos los minutos. Rotar a Messi pondrá a prueba su verdadera personalidad y su independencia para tomar decisiones. Puede que no ahora, que termina de empezar la temporada, pero sí cuando llegue el momento de juntar LaLiga con la Champions, que este año añade un calendario draconiano en la fase de grupos, con dos tandas de tres partidos en los que no se puede errar.

"No quiere dejar de jugar nunca. Es como si estuviera jugando en la plaza del pueblo y su madre le enviase a buscar el pan. Iría, ¡pero de mal humor!", decía el recordado Tito Vilanova en una entrevista al diario El País en 2009. "Siempre quiere jugar. ¿Saben cuál es el problema de Messi? Quitarle a medio partido. Es mejor tenerle en el banquillo y sacarle en la segunda parte", explicaba. Y de eso hace diez años.

Nadie ha sido capaz de sentar a Messi. Primero, porque hubiera sido un sacrilegio en sus años de esplendor física y futbolística con Guardiola. A Luis Enrique se le ocurrió hacerlo en Anoeta y el asunto casi acaba como el rosario de la aurora. Valverde prefirió no entrar en conflicto con él y, pese a tener cierta ascendencia con el argentino, era imposible hacérselo ver. Messi ha terminado jugándolo todo siempre. Es su modo de vida. De ahí que, por más que los 33 años pesen, Messi se rebela contra quienes lo quiere ver como suplente.

Eso sí, Koeman ha sido futbolista de élite y sabe que, si quiere recuperar a Messi después del adiós de Suárez, igual la mejor idea no es mandarlo tan rápido al banquillo. "Es normal que esté triste, se le ha ido un amigo", dijo en la rueda de prensa previa al partido contra el Villarreal. El holandés podría tener en cuenta este factor a la hora de manejar al argentino en estos primeros meses de la competición para sumarlo a la causa. En todo caso, el asunto dará que hablar durante la temporada. Habrá que observar el comportamiento de Koeman y la predisposición de Messi. Nadie, hasta ahora, ha tumbado al argentino.