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La encrucijada del fútbol gallego

La Xunta ha impuesto el uso de la mascarilla para el regreso del fútbol autonómico y la Federación trabaja en un protocolo alternativo que permita no utilizarla. Ninguna de las dos situaciones convence a los clubes.

Un partido en Galicia
José Paz

El fútbol autonómico lleva seis meses confinado en Galicia. La pandemia detuvo la competición regional el pasado 14 de marzo y desde entonces ha permanecido en una interminable cuarentena. La Xunta movió ficha el pasado viernes con una orden que no ha gustado a los clubes, permitiendo el regreso a la normalidad futbolística siempre y cuando se utilice mascarilla para la práctica de este deporte y todos los que se realicen con contacto. El Secretario Xeral para el Deporte de la Xunta, José Ramón Lete, explica para AS los motivos de esta decisión que ha generado tanta polémica: "Entendemos que en este momento de situación epidemiológica era la única manera de poder dar solución a aquellos deportes que se estaban viendo perjudicados por esta situación. Los dos principios básicos para evitar el contagio son distancia social y mascarilla, por lo que si no hay distancia y no hay mascarilla, no contenemos esa situación. Los términos de la discusión no deben ser mascarilla sí o mascarilla no, sino si queremos seguridad en el deporte y si queremos una vuelta sobre pasos firmes y seguros o arriesgarnos a dar marcha atrás".

No obstante, la orden de la Xunta, publicada en el DOGA el pasado 17 de septiembre, no es hermética y deja abierta la puerta a la no utilización de la mascarilla, siempre y cuando se presente un protocolo alternativo que convenza a los técnicos encargados de dar el beneplácito. Sobre ese escenario está trabajando ahora mismo la Federación Galega de Fútbol, ultimando los detalles de un protocolo que permita la vuelta del balompié en todos los rincones gallegos, tal y como explica el presidente Rafael Louzán: "Yo he hablado con los clubes y no ven viable el uso de la mascarilla. Estamos trabajando la propuesta de realizar tests serológicos que permitan la práctica deportiva con cierta seguridad. Sabemos que no hay riesgo cero, pero hay que tener ciertas garantías. Creemos que esta propuesta puede ser bastante buena para el fútbol. En el mejor de los casos empezarían los entrenamientos en octubre y la competición en noviembre. Si no es así, tocará esperar". Todavía no está definido con qué frecuencia se realizarán esos tests y quién asumirá el coste (la Federación promete colaborar, pero no especifica en qué porcentaje).

La reacción de los clubes no se ha hecho esperar. Los más diligentes han sido 56 clubes de la Subdelegación de Santiago, que se han puesto de acuerdo para enviarle un escrito a Louzán mostrándole su disconformidad con el regreso del fútbol en estas condiciones. "Consideramos una irresponsabilidad comenzar las ligas de fútbol regional en noviembre y los entrenamientos en octubre sin saber cómo se va a comportar el virus en esta época". En la citada misiva, dichos clubes se muestran reticentes a apoyar el protocolo que pretende presentar la Federación, al considerar que conlleva unos costes inasumibles para el fútbol más modesto, así como una responsabilidad extrema en el caso de que se produzca un rebrote y un riesgo innecesario para unos jugadores que no se dedican profesionalmente al fútbol.

Uno de los aspectos que ha generado mayor polémica en el borrador del protocolo de la Federación es la existencia de la figura del 'responsable de protocolo e higiene'. El presidente de la Federación, Rafael Louzán, elude así la pregunta que le planteó AS sobre si dicho coordinador tendrá responsabilidades penales en caso de que se produzca un rebrote en algún partido: "En las competiciones de ámbito estatal se pide que cada club proponga un médico y ese médico será quien se ponga en contacto con las autoridades competentes para que siga su proceso normal y se le puede hacer el PCR inmediatamente. En el fútbol autonómico es algo en lo que estamos trabajando. Tenemos que poner todos de nuestra parte. A veces hay en el entorno de los clubes médicos que pueden colaborar. No tienen que estar presentes, sólo tienen que estar localizables por si hubiera un positivo". En definitiva, Louzán propone que cada club tenga un médico a mano para activar el protocolo sanitario en caso de haber positivos, pero no responde sobre las responsabilidades penales que pudiera tener el 'responsable de protocolo e higiene'.

Con todas las dudas e incertezas, ese protocolo alternativo está en marcha y la idea inicial es volver a la competición en noviembre, aunque Louzán también avisa que las fechas pueden variar: "Están trabajando los técnicos desde el pasado viernes y seguimos consultando con los clubes sus opiniones. En cuanto lo tengamos, llamaremos a la Xunta y ahí habrá que sentarse para abordarlo. No hay fechas fijadas. Le presentamos a más de 500 clubes un plan de competición que contemplaba empezar en octubre a entrenar e iniciar la competición a mediados de noviembre. No quiero que nadie se quede con esas fechas porque se pueden alterar y si hay que cambiarlas tenemos alternativas". Eso sí, el presidente de la Federación descarta prácticamente que, en caso de que la Xunta no aprueba ese protocolo alternativo, se use mascarilla en el fútbol: "La inmensa mayoría de los clubes, por no decir la totalidad, no están por la labor de la utilización de la mascarilla". En ese caso, por lo tanto, la vuelta del fútbol autonómico deberá esperar en Galicia.

De hecho, el Secretario Xeral para el Deporte, José Ramón Lete, aboga por la prudencia: "No hay que tener demasiada prisa tampoco. En este momento tenemos una situación muy difícil, muy complicada. No me voy a adelantar, vamos a estudiar las medidas que nos proponen, ver quién las va a asumir y si son efectivas. Luego se lo trasladaremos a nuestro comité clínico de expertos para que sea validado científicamente. Lo que tenemos claro en Galicia es que no vamos a desatender lo que nos digan nuestros expertos en medicina. Hay miles de licencias de fútbol en Galicia y no todas responden a criterios de carácter económico y sí de carácter lúdico. Algunos clubes nos están diciendo que no hay prisa y estoy seguro de que llegaremos a un consenso para encontrar el momento más adecuado para reanudar las competiciones, pero con un criterio sanitario claro que es evitar los contagios".

Con este panorama de incertezas y la negativa al uso de la mascarilla que ha impuesto la Xunta, el fútbol gallego se encuentra en una encrucijada de difícil solución. El protocolo alternativo que plantea la Federación no convence a los clubes por los altos costes que habría que asumir y por la exposición al contagio. Para completar el círculo, la segunda ola acecha y el miedo aumenta. El fútbol autonómico parece abocado a la cuarentena, a seguir confinado durante unos meses más, hasta que regrese la normalidad a los campos. El balón debe ser motivo de disfrute, no de preocupación.