El Athletic amarra la primera victoria de la pretemporada
Triunfo ante el Alavés con el estreno goleador de Morcillo. Los leones estuvieron mejor en la primera parte ante un Glorioso aún en rodaje con los tres centrales.
El Athletic ya tiene su primer triunfo de la pretemporada, que siempre viene bien para cambiar la cara y ponerla alegre, y además lo ha logrado en un derbi y ante un equipo de su misma categoría, un Alavés que no acaba de arrancar. Tercera derrota de los albiazules, abonados al 1-2 y en permanente proceso de interiorizar ese sistema sagrado para Machín de tres centrales, un cambio de piel que lleva su tiempo. Los leones, con más seguridad defensiva que ante el Logroñés aunque concedieron demasiadas ocasiones antes del descanso, saltaron como lobos en la presión sobre la salida del balón del trío Laguardia-Ley-Navarro y sacaron buenos réditos. Pero tener 12 ausencias a estas alturas del curso debe tenerse en consideración para valorar cualquier prueba estival.
De nuevo Garitano formó con dos bloques, invirtiendo la disposición de Las Gaunas, esta vez arrancaron los de la segunda parte. Optó por cambiar a casi todo, con el portero, esta vez Ezkieta, como único futbolista que jugó los 90 minutos. Eso si, con matices, Urain arrastra unas molestias físicas y no saltaron 10 tras el descanso. Repitió Kodro y en el 70 le dio un relevo Villalibre, cambiado al descanso, lo mismo que Vencedor y Zarraga, por Prados y Serrano, que solo gozaron de 25 minutos. Pina, Pons y Ely aguantaron un buen tute con esos 70 minutos en el bando vitoriano, en donde salió de titular Battaglia tras ser presentado. Él y Pina ejercen de pivotes y Pons engancha con los dos de arriba.
El once que puso en liza Garitano nada tendrá que ver con el que el viernes, si no se suprime ese día, abrirá la temporada en Granada. Solo puede considerarse titular de ese grupo Muniain, mientras que Machín se lo tomó casi como un ensayo general con su bloque de gala, en donde tal vez sí puede colarse Deyverson. Entre ausencias tras los positivos, jugadores que salen de lesión y la internacionalidad de Unai Simón, el Athletic anda de pruebas con un amplio grupo de chavales cogiendo los automatismos. El Glorioso, por su parte, se mostró ordenado y tuvo un puñado de ocasiones por su presión en la salida del juego enemigo, pero está horrible de cara al gol.
Kodro tuvo una al poco de iniciar el amistoso. Al Alavés le costaba generar juego con balón, pero pisaba el área con rutina. Y a los 20 minutos tomó las riendas, pero un penalti de de Pina a Luengo le rompió el ritmo. Lo marcó Muniain en este verano que ha empezado con pena máxima por envite, primero en contra y luego a favor. El Alavés necesitaba algo más, acertar en área contraria, madurar las jugadas. Los leones tenían menos el balón que en Las Gaunas pero había más ritmo. En el último tramo del primer tiempo empezaron a tocar, manejaron el medio campo Vencedor y Zarraga. Les ayudaba mucho Kodro en su labor de bajar y pelearlo todo. El hispano-bosnio formó en punta en un 4-4-2 con un Villalibre que otra vez tuvo abstinencia de balón. En varias de estas jugadas de tocar y tocar sin rifarla, con Zarraga muy maduro, llegaron ocasiones frente a Sivera. Cuando el Alavés subió la presión, Ezkieta tuvo que buscar balones en largo, porque Joselu y Lucas eran un peligro público en el dos contra dos contra los centrales rojiblancos. Eso sí, Navarro cometió un error al tratar de iniciar jugada y Morcillo, otra vez destacado por su enorme actividad, anduvo listo para estrenarse como goleador en el primer equipo.
En la segunda parte Duarte formó atrás con Laguardia y Ely. Borja Sainz regresó a Lezama esta vez como visitante. A las primeras de cambio, Deyverson, aún fuera de ritmo y lentote, ganó por arriba la partida a Paredes a centro de Lucas. El brasileño cedido por el Palmeiras ya tiene su golito en la vuelta a Vitoria. Ya se las tuvo con Raúl García, y eso que dice que ha vuelto más maduro y relajado. Dos volcanes frente a frente, aunque acabaron el amistoso abrazados. Los leones tenían más balón, estaban bien plantados, pero el partido ya parecía estar de más por los cambios constantes. El Alavés perdió la sintonía, nunca se vio cercano a empatar pese a un par de llegadas con cierto peligro.