El secreto del renacido Leganés es la portería a cero
Tras perder contra el Sevilla, el Leganés se entregó a defender por encima de todas las cosas. Encadena cuatro partidos sin encajar, su segunda mejor racha en la élite.
Con el triunfo conseguido ayer en Bilbao (0-2), el Leganés acumula cuatro partidos consecutivos sin recibir ni un solo tanto. Un hito. Porque hasta la jornada 31, cuando los pepineros recibieron en Butarque al Granada, el equipo sólo había logrado dejar su meta a cero en tres ocasiones en todo el curso. Una cifra que ha elevado hasta ocho encuentros tras el parón por la pandemia, la mitad en estos últimos cuatro partidos frente a Espanyol (0-1), Eibar (0-0), Valencia (1-0) y Athletic (0-2). Y en algunos casos, con malabarismos épicos, porque ante los che Pichu Cuéllar tuvo que pararle un penalti a Parejo para mantener su meta inmaculada.
Este registro de cuatro partidos seguidos sin encajar se sitúa sólo uno por debajo de la mejor racha del Leganés en Primera. En la temporada 2017-2018, en el arranque de temporada, los de Asier Garitano llegaron a encadenar cinco duelos sin ver su portería violentada. Más allá de este cómputo el Leganés no había pasado de más de dos encuentros seguidos sin recibir gol en el resto de cursos blanquiazules en la élite.
“Después de la mala imagen que dio el equipo contra el Sevilla nos conjuramos para ser un equipo ordenado y con gran actitud. Lo de Sevilla fue un 0-3 imperdonable, el desorden colectivo fue bestial. Un equipo desordenado es sinónimo de un equipo vencido, vulnerable, que aún haciendo esfuerzos, son estériles”, explicaba Aguirre antes de recibir al Valencia para argumentar porque, una jornada de jugar contra el Sevilla, ante el Eibar, el equipo prefirió salvaguardar su meta antes que arriesgar buscando la rival. “El objetivo es la permanencia. El cómo... ya veremos. Pero el objetivo es la permanencia”, insistió.
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Un sistema blindado y el sacrificio grupal
Un cómo que el técnico fía al sistema para el que su plantilla está mejor preparada, el 5-3-2 o 5-4-1. Variaciones de la misma idea: tres centrales, dos laterales arropándolos y un centro del campo de brega para lanzar al equipo al contragolpe. Eso es este Leganés.
Ante el Athletic costó mantener la fórmula por la avalancha de ausencias que provocó que Bustinza tuviera que jugar lesionado como central derecho o que Rosales, un carrilero diestro, tuviera que jugar a pierna cambiada en el costado zurdo. Un puesto en el que, cuando el equipo se fue a buscar la victoria, acabó desplegándose Bryan Gil, fino extremo por definición, pero al que ayer le tocó también ponerse el mono de defensa.
Es un ejemplo del mantra que Aguirre ha inyectado en la cabeza de sus jugadores. Primero defender, luego inventar. Un blindaje que, contra todo pronóstico, mantiene viva la esperanza blanquiazul a falta de una jornada por jugarse. El secreto de este Leganés es la portería a cero.