Un mercado a fuego lento
El Espanyol demorará la contratación del técnico hasta que finalice la Liga Smart Bank y hasta que no tenga saldo positivo no podrá hacer incorporaciones.
Los profundos cambios que se efectuarán en la plantilla del Espanyol deberán cocerse a fuego lento. La coyuntura del fútbol actual, después de las consecuencias del parón por la pandemia del coronavirus, así lo dictamina. Hasta septiembre, o incluso el cierre del mercado a primeros de octubre, el Espanyol no podrá disponer del grueso de los fichajes para afrontar con garantías el ascenso a Primera, sin duda el objetivo del curso.
“Hay que esperar a que acabe Primera y Segunda para anunciar el entrenador”, comentó ayer Josep Maria Durán en Esports Cope, en una jornada repleta de entrevistas. Y en Catalunya Ràdio apuntó que "debe conocer la Segunda". “Han cambiado las reglas del mercado y no podremos comprar hasta vender”, comentó también en Rac-1. Por eso mismo, el director general advierte de que algunas renovaciones se plantean y se han cerrado oficiosamente para competir “con todas las garantías” en el comienzo de la temporada, que será el 12 de septiembre si no hay cambio de planes, según anunció Javier Tebas, presidente de LaLiga, recientemente.
De la actual plantilla, y en el sudoku de cuadrar los números, hay jugadores que tienen cartel para abandonar el equipo aunque tengan contrato, como es el caso de Marc Roca, Sergi Darder y Raúl de Tomás, aunque la dirección deportiva le quiera, a este último, en el proyecto en Segunda. Pero luego estará la opinión de los futbolistas y las necesidades del mercado. Sus ventas, y la descarga de fichas importantes de jugadores que acaban contrato como Naldo Gomes, Facundo Ferreyra o Diego López (que renovará muy a la baja), permitirá que el club pueda incorporar futbolistas cuenta alcance ese balance positivo.
En concreto, se deberán fichar entre 10 y 12 jugadores, un número similar a los de la actual plantilla (contando Víctor Campuzano, Pol Lozano o Víctor Gómez, que ya estaban en la dinámica) que seguirán, a la espera determinar los casos de jugadores con contratos extensos pero que el club no quiere vender para no perder dinero, como sería Fernando Calero, Leandro Cabrera o Matías Vargas, inversiones de 30 millones que ahora no sería viable recuperar. Ellos pueden seguir en Segunda o irse cedidos. A este grueso se le unirán los que suben de la cantera, como el caso de Nico Melamed.
La plantilla se renovará entre un 60 y 70 por ciento, un proceso largo que no empezará hasta agosto y que estará supeditado a la velocidad de las ventas en un marco financiero austero y en horas bajas. Con el mayor presupuesto de la historia de Segunda, el Espanyol no tendrá problemas en crear, en cuanto a caché de jugadores, el mejor equipo de la categoría. Acertar con el técnico y que funcione ya será el segundo paso para lograr el ascenso.