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El quinto descenso del Espanyol, el único antes de acabar LaLiga

Siempre había llegado con opciones hasta la última jornada o más allá. Y las cuatro veces regresó a Primera en una sola temporada. Ese vuelve a ser de nuevo el objetivo.

Chen, Rufete y Durán, Espanyol.
RCD ESPANYOL

El drama del Espanyol no es solo el descenso, o que se haya certificado matemáticamente en el campo del Barcelona, su eterno rival. Su principal tormento consiste en que lo ha hecho casi sin luchar, paulatinamente, como una vida que se apaga sin remedio. En la jornada 35 y sin un solo ápice de épica. Se trata, no en vano, de la primera de las cinco veces en que los pericos han bajado a lo largo de su historia en que no han tenido opciones hasta el final de LaLiga.

En el último de los descensos, que se produjo en la temporada 1992-93, llegó el Espanyol antepenúltimo al final del campeonato, lo que entonces implicaba jugar la promoción. Lo superó el Racing de Santander, en una eliminatoria con un resultado muy corto: 0-1 en Sarrià y 0-0 en El Sardinero. Similar fue el desenlace en la campaña 1988-89. Entonces fueron los blanquiazules cuartos por la cola y se vieron las caras a doble partido ante el Mallorca, con emoción hasta el final: 1-0 para el Espanyol en casa y 2-0 para los bermellones en el Lluís Sitjar.

Sin promoción se saldó el descenso del ejercicio 1968-69, en que los pericos acabaron penúltimos, decimoquintos de 16 equipos, pero a solo dos puntos de la salvación, lo cual les dio vida hasta el último instante. Y cuartos por la cola, a uno de la salvación, fueron en la temporada 1961-62, el primero de los finales fatídicos, que se dirimieron en una eliminatoria contra el Valladolid, cómo no, igualada, ya que los pucelanos remontaron en su campo con un 2-0 el 1-0 que llevaba el Espanyol de la ida en Sarrià.

Hoy, sin embargo, el Espanyol está descendido a falta de tres jornadas. Y es último, algo que tampoco se ha dado nunca en las 85 temporadas de los pericos en Primera División. Los encuentros ante Eibar, Valencia y Celta se han convertido en una mera tortura, un tránsito hacia una categoría a la que entre directiva, técnicos y jugadores han caído de la manera más merecida y patética posible.