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Memorias de Sudáfrica

Mundial-2010: pasó el 05 de julio

David Villa se estaba convirtiendo, con sus goles, en una de las grandes sensaciones del Mundial. Pero el delantero asturiano no quería frenarse. “Sin el Mundial es como si no hubiéramos hecho nada. Estar en la final es nuestro objetivo, y ha sido por jugar al límite. Eso nos ha hecho estar más concentrados y más juntos como grupo. Nunca perdimos la confianza”, explicaba en una entrevista concedida a Telecinco.
157 títulos en total son los que acumulaban los componentes de la Selección española. Una bonita cifra que aspiraban a aumentar con la conquista del Mundial, y era también otro estímulo para el resto de selecciones que se enfrentaban a los de Del Bosque. Y es que el éxito era parte fundamental en el ADN de La Roja, que con una media que no alcanzaba los 25 años de media, tocaba a casi 6,5 títulos por cabeza. Y ahí sobresalían Iniesta y Xavi que, con 15 títulos, eran los que más poseían de los 736 jugadores que habían acudido a la cita mundialista.
A escasas horas de medirse a Alemania, Vicente del Bosque manejaba hasta cuatro alternativas al equipo que había jugado ante Portugal y Paraguay. Los nombres clave eran la continuidad de Fernando Torres en el once titular o la presencia de Fernando Llorente para combatir el juego aéreos de los germanos. También la presencia de Cesc, que venía acuando como revulsivo en las segundas partes como falso delantero centro, así como la introducción de Silva escorado a la banda para dejar más movimiento a Iniesta: en este caso o bien Xabi Alonso o bien Busquets deberían quedarse, uno de los dos, en el banquillo. Todo un galimatías para el seleccionador español. Aunque bien mirado, de lo que disponía era de una amplia gama de recursos…
Tras eliminar a Paraguay en cuartos, España alcanza estar dentro de las cuatro mejores selecciones del torneo. Igualaba así su mejor clasificación en una cita mundialista, ser cuartos en el Mundial de Brasil-1950. En aquella cita, los españoles superaron a Estados Unidos (3-1), Chile (2-0) e Inglaterra (1-0), para acceder a la fase final. Entonces se disputaba una liguilla para determinar quiénes eran los finalistas. España empató con Uruguay (que al final se proclamaría campeona al derrotar a Brasil en la final 2-1), pero perdió ante Brasil (6-1) y Suecia (3-1).
Joachim Löw, seleccionador alemán y siguiente rival de España, se mostraba admirador del juego de los de Del Bosque con una llamativa frase: “España tiene muchos ‘Messis’ en su equipo, pero nosotros somos un bloque muy sólido, muy completo, que jugamos bien al fútbol, con un estilo definido. Eso es importante para lograr objetivos. ¿La baja de Müller? Es uno de los descubrimientos del Mundial, aunque hay jugadores preparados para suplirle”.
Como buen futbolista, Joachim Löw tenía sus supersticiones y las llevaba a cabo., Una de ellas, ya como entrenador, era la de utilizar la misma ropa para partidos importantes. En el Mundial de Sudáfrica, su prenda fetiche era un jersey de color azul: costaba 300 euros y lo utilizó por primera vez ante Inglaterra. La goleada obtenida ante los ingleses hizo que repitiese con el mismo jersey ante Argentina. Y sin lavar, lo volvió a lucir ante la albiceleste. Tras eliminar a los de Maradona, volvería a lucirlo ante España…
Sami Khedira ya estaba recuperado de sus molestias (pequeña contractura en el muslo derecho) que venía arrastrando desde el encuentro de cuartos y estaba en condiciones de medirse a España. El centrocampista del Stuttgart era una de las piezas fijas en el engranaje de la selección germana. De esa manera, Löw podría alinearle en el centro del campo junto con Schweinsteiger. De esa manera habría un duelo clave en el centro del campo entre Xavi e Iniesta frente a Schweini y Khedira.
La FIFA determinó que fuese el húngaro Viktor Kassai el colegiado que arbitrase el España-Alemania de semifinales. Curiosamente, hacía 16 años que un colegiado magiar no arbitraba un encuentro clave de la Selección española. La última vez que un árbitro húngaro lo había hecho fue Sandor Puhl en el encuentro de cuartos de final del Mundial de Estados Unidos-1994 ante Italia, en la que Tassotti agredió a Luis Enrique pegándole un puñetazo en el rostro, rompiéndole la nariz, dentro del área italiana.
La primera semifinal enfrentaba a dos selecciones con gran peso histórico en la cita de los Mundiales. Por una parte, estaba Uruguay, la primera selección que levantó el título Mundial en 1930. Luego lo volvería a hacer en una de esas gestas que perduran en el tiempo: el Maracanazo de 1950. Pero desde entonces transitaba por la zona aristocrática, intentando volver a dar el salto. Para ello contaba con Diego Forlán, uno de los mejores delanteros del Campeonato para intentarlo. La baja de Luis Suárez la reemplazaría Edinson Cavani. Los tres llevan la palabra ‘Gol’ escrito en la cabeza…
Si Uruguay pertenecía a la clase aristocrática que puede presumir de contar con títulos Mundiales, Holanda lo hacía por su peso en la faceta del juego: el fútbol total con el que había maravillado en los 70 y su versatilidad en los 80 en la conquista de la Eurocopa de 1988. Ahora le llegaba otra oportunidad de volver a relucir su talento con una nueva generación donde la ecuación ‘T+T’ (Talento + Técnica) le llevaba al Triunfo. Y ahí brillaban dos enormes jugadores: Wesley Sneijder y Arjen Robben. Éste último, pieza clave para el ataque de la selección de Van Maarwijk.
El día previo a la semifinal entre uruguayos y holandeses, el seleccionador charrúa, Óscar Washington Tabárez, mostró su enfado en la conferencia de prensa: habituado a dar el once de los uruguayos, en esta ocasión prefirió omitirla. El motivo es que varios periodistas se colaron en el entrenamiento a puerta cerrada con la intención de adelantar quiénes serían los sustitutos de Godín y de Luis Suárez ante los ‘oranje’: “No voy a hablar nada del equipo titular. Varios periodistas filmaron, grabaron y tiraron fotos cuando no debían. Y eso no se puede consentir”.
Por su parte, Bert Van Maarwijk, seleccionador holandés confiaba en su bloque para frenar las acometidas uruguayas: “En Holanda hay grandes jugadores y lo están demostrando. Uno nunca sabe lo que le va a deparar este campeonato, pero sí que podíamos llegar lejos. Ahora nos medimos a Uruguay, que es una gran selección. Sería irrespetuoso por mi parte hablar de la final cuando si está aquí es por sus méritos. Es un equipo peligroso que merece el máximo respeto”.
La nota exótica de la semifinal entre holandeses y uruguayos radicaba en la figura del colegiado de la misma: sería el uzbeko Rashvan Irmatov, que dirigiría así su quinto encuentro de la cita mundialista. Dirigió el encuentro inaugural entre Sudáfrica y México, así como los partidos Inglaterra-Argelia, Grecia-Argentina y el Argentina-Alemania. Era su premio a sus más que completas actuaciones en encuentros que a priori parecían fáciles de dirigir. Además, para la web especializada worldreferee, Irmatov ocupaba el primer puesto por delante de colegiados como Lannoy y Undiano Mallenco
Con las eliminaciones de otras selecciones se habían producido numerosos relevos en los banquillos. Uno de los más carismáticos, tanto por el nivel de la selección como por el entrenador en sí, era Diego Maradona, seleccionador argentino. Uno de los grandes hombres de la historia de los Mundiales era el del seleccionador de la albiceleste: capaz de ganar el Mundial en 1986 como de llevarla a la final de 1990. La debacle ante Alemania (derrota por 4-0) había reventado el plan de la Asociación Argentina de contar con Maradona durante más tiempo. Pero Diego lo tenía claro: “Se acabó mi ciclo. Ya está. Quiero disfrutar de mi familia”.
Otro de los seleccionadores fulminados tras caer eliminados fue Dunga. El brasileño, que aseguró siempre que sólo iba a estar cuatro años, fue cesado de sus funciones tras caer ante Holanda. Dunga se despidió de sus jugadores, de la afición y de los directivos de la Confederación Brasileña de Fútbol con una carta en la que agradecía “la oportunidad de haber dirigido a la Seleçao”, y en donde acataba la decisión de Ricardo Teixeira, presidente de la Federación Brasileña.
Jonathan Goodluck, presidente de Nigeria, reculaba en su idea de prohibir que la selección africana estuviese dos años sin participar en ningún encuentro oficial, para “reconstruir” la estructura del fútbol nigeriano. El propio Goodluck anunciaba esa revocación, aunque en el fondo subyacía sendas amenazas de la CAF (la Confederación Africana de Fútbol) y de la propia FIFA, que consideraban intolerable esa decisión tan expeditiva.
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Villa da las claves del Mundial de España

David Villa se estaba convirtiendo, con sus goles, en una de las grandes sensaciones del Mundial. Pero el delantero asturiano no quería frenarse. “Sin el Mundial es como si no hubiéramos hecho nada. Estar en la final es nuestro objetivo, y ha sido por jugar al límite. Eso nos ha hecho estar más concentrados y más juntos como grupo. Nunca perdimos la confianza”, explicaba en una entrevista concedida a Telecinco.

Foto:CHEMA DIAZDIARIO AS

157 títulos en el currículo de la Selección

157 títulos en total son los que acumulaban los componentes de la Selección española. Una bonita cifra que aspiraban a aumentar con la conquista del Mundial, y era también otro estímulo para el resto de selecciones que se enfrentaban a los de Del Bosque. Y es que el éxito era parte fundamental en el ADN de La Roja, que con una media que no alcanzaba los 25 años de media, tocaba a casi 6,5 títulos por cabeza. Y ahí sobresalían Iniesta y Xavi que, con 15 títulos, eran los que más poseían de los 736 jugadores que habían acudido a la cita mundialista.

Foto:JUAN FLORDIARIO AS

El puzzle de Del Bosque

A escasas horas de medirse a Alemania, Vicente del Bosque manejaba hasta cuatro alternativas al equipo que había jugado ante Portugal y Paraguay. Los nombres clave eran la continuidad de Fernando Torres en el once titular o la presencia de Fernando Llorente para combatir el juego aéreos de los germanos. También la presencia de Cesc, que venía acuando como revulsivo en las segundas partes como falso delantero centro, así como la introducción de Silva escorado a la banda para dejar más movimiento a Iniesta: en este caso o bien Xabi Alonso o bien Busquets deberían quedarse, uno de los dos, en el banquillo. Todo un galimatías para el seleccionador español. Aunque bien mirado, de lo que disponía era de una amplia gama de recursos…

Foto:LLUIS GENEAFP

Como en Brasil-1950

Tras eliminar a Paraguay en cuartos, España alcanza estar dentro de las cuatro mejores selecciones del torneo. Igualaba así su mejor clasificación en una cita mundialista, ser cuartos en el Mundial de Brasil-1950. En aquella cita, los españoles superaron a Estados Unidos (3-1), Chile (2-0) e Inglaterra (1-0), para acceder a la fase final. Entonces se disputaba una liguilla para determinar quiénes eran los finalistas. España empató con Uruguay (que al final se proclamaría campeona al derrotar a Brasil en la final 2-1), pero perdió ante Brasil (6-1) y Suecia (3-1).

La admiración de Joachim Löw

Joachim Löw, seleccionador alemán y siguiente rival de España, se mostraba admirador del juego de los de Del Bosque con una llamativa frase: “España tiene muchos ‘Messis’ en su equipo, pero nosotros somos un bloque muy sólido, muy completo, que jugamos bien al fútbol, con un estilo definido. Eso es importante para lograr objetivos. ¿La baja de Müller? Es uno de los descubrimientos del Mundial, aunque hay jugadores preparados para suplirle”.

Foto:MARCOS BRINDICCIREUTERS

La superstición de Löw

Como buen futbolista, Joachim Löw tenía sus supersticiones y las llevaba a cabo., Una de ellas, ya como entrenador, era la de utilizar la misma ropa para partidos importantes. En el Mundial de Sudáfrica, su prenda fetiche era un jersey de color azul: costaba 300 euros y lo utilizó por primera vez ante Inglaterra. La goleada obtenida ante los ingleses hizo que repitiese con el mismo jersey ante Argentina. Y sin lavar, lo volvió a lucir ante la albiceleste. Tras eliminar a los de Maradona, volvería a lucirlo ante España…

Foto:JAVIER SORIANOAFP

Khedira recuperado

Sami Khedira ya estaba recuperado de sus molestias (pequeña contractura en el muslo derecho) que venía arrastrando desde el encuentro de cuartos y estaba en condiciones de medirse a España. El centrocampista del Stuttgart era una de las piezas fijas en el engranaje de la selección germana. De esa manera, Löw podría alinearle en el centro del campo junto con Schweinsteiger. De esa manera habría un duelo clave en el centro del campo entre Xavi e Iniesta frente a Schweini y Khedira.

Foto:INA FASSBENDERREUTERS

Pita Kassai con el recuerdo de Puhl de 1994

La FIFA determinó que fuese el húngaro Viktor Kassai el colegiado que arbitrase el España-Alemania de semifinales. Curiosamente, hacía 16 años que un colegiado magiar no arbitraba un encuentro clave de la Selección española. La última vez que un árbitro húngaro lo había hecho fue Sandor Puhl en el encuentro de cuartos de final del Mundial de Estados Unidos-1994 ante Italia, en la que Tassotti agredió a Luis Enrique pegándole un puñetazo en el rostro, rompiéndole la nariz, dentro del área italiana.

Foto:FRANCK FIFEAFP

Forlán y el peso histórico de Uruguay

La primera semifinal enfrentaba a dos selecciones con gran peso histórico en la cita de los Mundiales. Por una parte, estaba Uruguay, la primera selección que levantó el título Mundial en 1930. Luego lo volvería a hacer en una de esas gestas que perduran en el tiempo: el Maracanazo de 1950. Pero desde entonces transitaba por la zona aristocrática, intentando volver a dar el salto. Para ello contaba con Diego Forlán, uno de los mejores delanteros del Campeonato para intentarlo. La baja de Luis Suárez la reemplazaría Edinson Cavani. Los tres llevan la palabra ‘Gol’ escrito en la cabeza…

Foto:JAVIER SORIANOAFP

Robben y Sneijder para el tercer asalto

Si Uruguay pertenecía a la clase aristocrática que puede presumir de contar con títulos Mundiales, Holanda lo hacía por su peso en la faceta del juego: el fútbol total con el que había maravillado en los 70 y su versatilidad en los 80 en la conquista de la Eurocopa de 1988. Ahora le llegaba otra oportunidad de volver a relucir su talento con una nueva generación donde la ecuación ‘T+T’ (Talento + Técnica) le llevaba al Triunfo. Y ahí brillaban dos enormes jugadores: Wesley Sneijder y Arjen Robben. Éste último, pieza clave para el ataque de la selección de Van Maarwijk.

Foto:THOMAS COEXAFP

El Maestro Tabárez se enfada

El día previo a la semifinal entre uruguayos y holandeses, el seleccionador charrúa, Óscar Washington Tabárez, mostró su enfado en la conferencia de prensa: habituado a dar el once de los uruguayos, en esta ocasión prefirió omitirla. El motivo es que varios periodistas se colaron en el entrenamiento a puerta cerrada con la intención de adelantar quiénes serían los sustitutos de Godín y de Luis Suárez ante los ‘oranje’: “No voy a hablar nada del equipo titular. Varios periodistas filmaron, grabaron y tiraron fotos cuando no debían. Y eso no se puede consentir”.

Foto:RODRIGO ARANGUAAFP

Desconfiado Van Maarwijk

Por su parte, Bert Van Maarwijk, seleccionador holandés confiaba en su bloque para frenar las acometidas uruguayas: “En Holanda hay grandes jugadores y lo están demostrando. Uno nunca sabe lo que le va a deparar este campeonato, pero sí que podíamos llegar lejos. Ahora nos medimos a Uruguay, que es una gran selección. Sería irrespetuoso por mi parte hablar de la final cuando si está aquí es por sus méritos. Es un equipo peligroso que merece el máximo respeto”.

Foto:MICHAEL KOORENREUTERS

Arbitraje exótico

La nota exótica de la semifinal entre holandeses y uruguayos radicaba en la figura del colegiado de la misma: sería el uzbeko Rashvan Irmatov, que dirigiría así su quinto encuentro de la cita mundialista. Dirigió el encuentro inaugural entre Sudáfrica y México, así como los partidos Inglaterra-Argelia, Grecia-Argentina y el Argentina-Alemania. Era su premio a sus más que completas actuaciones en encuentros que a priori parecían fáciles de dirigir. Además, para la web especializada worldreferee, Irmatov ocupaba el primer puesto por delante de colegiados como Lannoy y Undiano Mallenco

Foto:DANIEL GARCIAAFP

Maradona deja la albiceleste

Con las eliminaciones de otras selecciones se habían producido numerosos relevos en los banquillos. Uno de los más carismáticos, tanto por el nivel de la selección como por el entrenador en sí, era Diego Maradona, seleccionador argentino. Uno de los grandes hombres de la historia de los Mundiales era el del seleccionador de la albiceleste: capaz de ganar el Mundial en 1986 como de llevarla a la final de 1990. La debacle ante Alemania (derrota por 4-0) había reventado el plan de la Asociación Argentina de contar con Maradona durante más tiempo. Pero Diego lo tenía claro: “Se acabó mi ciclo. Ya está. Quiero disfrutar de mi familia”.

Foto:DANIEL GARCIAAFP

Dunga, apartado de la canarinha

Otro de los seleccionadores fulminados tras caer eliminados fue Dunga. El brasileño, que aseguró siempre que sólo iba a estar cuatro años, fue cesado de sus funciones tras caer ante Holanda. Dunga se despidió de sus jugadores, de la afición y de los directivos de la Confederación Brasileña de Fútbol con una carta en la que agradecía “la oportunidad de haber dirigido a la Seleçao”, y en donde acataba la decisión de Ricardo Teixeira, presidente de la Federación Brasileña.

Foto:FABRICE COFFRINIAFP

Nigeria da marcha atrás

Jonathan Goodluck, presidente de Nigeria, reculaba en su idea de prohibir que la selección africana estuviese dos años sin participar en ningún encuentro oficial, para “reconstruir” la estructura del fútbol nigeriano. El propio Goodluck anunciaba esa revocación, aunque en el fondo subyacía sendas amenazas de la CAF (la Confederación Africana de Fútbol) y de la propia FIFA, que consideraban intolerable esa decisión tan expeditiva.

Foto:ARIS MESSINISAFP