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Este Álamo va para arriba

Un buen amigo llevaba mucho tiempo repitiéndome que en el Elche CF había un chaval que le recordaba a Kovacic. Es de esas personas que viven alejadas de los focos mediáticos, pero que con el tiempo te demuestra que conoce bien este mundo. Pensé que era por su cercanía al futbolista, uno más de los muchos que se asoman al balcón del primer equipo. Sin embargo, esta vez parece que iba en serio.

No recuerdo un estreno tan descarado como el de Jony Álamo con la primera plantilla del Elche. Ya mostró hechuras en Las Palmas, pero lo de esta semana contra el Cádiz ha roto con todos los moldes. Hablamos de un chaval del instituto La Asunción, de 18 años (cumple 19 en septiembre), y que apunta a un futuro prometedor en este deporte.

La nueva perla franjiverde es un centrocampista de ida y vuelta, menudo en lo físico pero con un enorme trabajo en la zona ancha. Buena técnica y mucha entrega. Con desparpajo y personalidad; capaz de romper líneas. Salió titular en la sala de máquinas ante el líder. No titubeó. La pidió en todo momento. Un resbalón a los cuatro minutos pudo cambiar su destino, pero no fue a mayores. Intercambió el puesto con Folch y volvió a pedirla en la siguiente jugada. Me impresionó.

El móvil y las redes sociales centraron la atención en este joven de Cartagena. Formado en La Unión hasta los 13 años, le llamaron a filas en el Cartagonova. Allí estuvo tres cursos hasta que Jesús García, responsable del fútbol base en 2017, y Fidel Martínez apostaron por su fichaje. Las dos primeras temporadas las pasó en el Elche Juvenil B, en Liga Nacional; la tercera, a caballo entre el División de Honor de René Martínez y el Ilicitano de Sergio Pelegrín. Cuando estaba con los de su edad, era el mejor. Cuando lo hacía con los mayores, también era el mejor.

Parece que no ha vivido rodeado de ese entorno donde el padre siempre ve en su hijo al nuevo Messi o a Cristiano. O al nuevo Nino. Palabras mayores. Jony es diferente. Tanto que tuvo personalidad para reivindicarse en el campo; y para matizar que su nombre es Jony Álamo, por afinidad a su madre. En el fútbol profesional, Jony Carmona no existe. Él decide, igual que lo hace en el campo.

Da vértigo empezar a repartir elogios con un chico de tan corta edad y al que tanto le queda por hacer. Pero ante el Cádiz fue el mejor, eso es indiscutible. "Escucha, que aún no ha hecho nada", advierte este buen amigo. "Lo que más me gustó es que se ofreció y buscó hacer lo que sabe, le da igual que fuese el Cádiz o que sea el Real Madrid", asegura. Después del partido cenó con su gente, con los suyos. Estaba contento como un niño, pero con el aplomo suficiente para saber que esto va para largo. Nada de salir para exponerse al homenaje; mejor ir a cenar con su representante, Raúl Sánchez, y jugar con sus hijos.

Jony Álamo renovó hace cuatro meses su contrato. Terminaba el 30 de junio de este año, cuando vencía su edad juvenil. El riesgo de que se marchara era alto. El director deportivo Nico Rodríguez tuvo que trabajar bien el tema para atarle dos años más. Se llegó a valorar la opción de que no subiera al primer equipo si su postura no variaba. Aguantó paciente en el filial, aunque a este Álamo no lo tumba nadie. Varios equipos de Primera tocaron a su puerta para llevárselo al filial. Ya se pueden imaginar, todos aquellos con filiales destacados en Segunda B. Pero este Álamo tiene la copa fuerte.

Jony prefirió quedarse en esta casa, donde comparte ahora piso con otros dos chicos que se entrenan con la primera plantilla: Mourad y Gerard Barri. El club volvió a mejorarle el contrato hace diez días, hasta 2023. Y lo hizo para elevar su cláusula hasta los cinco millones de euros. En el anterior acuerdo la rescisión era mucho más baja y sólo se acercaba progresivamente a unas cantidades interesantes si acumulaba encuentros con el primer equipo. No quedaba tiempo con menos de diez jornadas por delante.

Pacheta, una vez más, ha vuelto a ser clave en esta jugada. Como lo fue con Óscar Gil, con Sory Kaba o con Gonzalo Villar. Hagamos un recuento del aporte de estos jóvenes a la plantilla y del dinero que han dejado en la cuenta. Cierto es que el escenario acompaña: poco presupuesto y mucho hueco libre. Pero cualquier otro se aferra a Tekio en el lateral, a Benja en la delantera o a Manolín en el pivote. Porque son profesionales de nivel, si bien cada uno tiene o ha tenido su momento. A Pacheta no le tiembla el pulso para sacar de la ‘carpintería’ esa pieza de roble con la que dar forma a un buen mueble.

Tras renovar el contrato por última vez, se abrió la veda. No hubo minutos ante el Depor, por las circunstancias del duelo, pero apareció en Las Palmas y más aún frente al Cádiz. Repetirá contra el Racing y veremos si no es fijo en lo que queda. Este árbol está más fresco que el resto, es más joven y tiene mucha hambre.

Su madre y su hermano no pudieron vivir en directo su estreno. Imagino que lo harían en Cartagena, abrazados al televisor, entre el orgullo, los nervios y la emoción. Una de las muchas desgracias de la pandemia: perderse ese día señalado sin estar cerca del "niño", como le ha bautizado Pacheta. También le pasó a los padres del ilicitano Akapo, nerviosos a la puerta del autobús y raudos a la hora de volver a casa para no perderse el partido de Carlos en Elche, donde ojalá algún tenga la oportunidad que se merece.

Una vez más, el fútbol demuestra que la puerta siempre se abre para quien lo merece. Jony llegó hasta el umbral sin hacer ruido, pero el estruendo de su paso al frente no ha dejado a nadie indiferente. Quedan cinco jornadas y las opciones se mantienen intactas. ¿Por qué no pensar en apurar esas posibilidades? La savia nueva de Jony aporta aire fresco a un vestuario que aún espera a Víctor y al regreso de Óscar Gil. Ya hay ganas de ver el siguiente partido. El del Elche y el de Jony.