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LA FUTBOLERÍA | ENTREVISTA A DEL BOSQUE

"España era querida no sólo por su fútbol, también por su talante"

Del Bosque repasó en 'La Futbolería' los momentos clave del Mundial de Sudáfrica: "Se ganó por la calidad excepcional de los jugadores y de las relaciones humanas".

Actualizado a
Vicente del Bosque.
Gorka LeizaDIARIO AS

Vicente del Bosque ha sido el invitado del programa número 15 de La Futbolería, donde ha repasado el Mundial de Sudáfrica conquistado por la Selección española, del que se cumplen ahora una década.

¡Qué rápido se ha pasado esta década!

Es bueno recordar lo bueno y celebrar lo pasado. No es que yo sea un dechado de celebraciones, pero han pasado diez años del Mundial y es cierto que han pasado muy rápidos.

Empezamos con un derrota ante Suiza, y luego vinieron las dudas y los debates. Que si el doble pivote, que si el delantero centro, que si los porteros, que si Silva... ¿Cómo superó Del Bosque todo eso?

Lo que debe tener un seleccionador son las ideas claras y no intentar ganar a nadie porque eso no conduce a nada. Hay que escuchar con respeto a todo el mundo, pero luego hay que hacer lo que tú crees que es lo mejor. Habéis citado a los porteros, que es un buen ejemplo. Teníamos tres (Casillas, Valdés y Reina) que eran muy buenos, y los tres estaban capacitados para ser titulares. Pero sólo jugó uno y los otros dos estuvieron en su sitio y fueron también parte determinante de que la Selección ganara ese Mundial, por ejemplo con su contribución desde el banquillo en el penalti en contra que sufrimos contra Paraguay.

(Se refiere Del Bosque a que fue Pepe Reina quien le indicó a Casillas el palo al que solía ajustar el balón Cardozo, el lanzador paraguayo. Iker paró ese penalti. Era el minuto 59 y el marcador estaba 0-0...)

¿Marcó mucho la derrota en el primer partido, desajustó los planes?

La pizca de suerte necesaria que tuvimos en el Mundial de Sudáfrica sólo nos faltó en ese primer partido, ante Suiza. Los días siguientes fueron incómodos, pero poco a poco llegaron momentos gratificantes porque el grupo consolidó las ganas de rebelarse contra ese momento malo.

¿Las declaraciones de Luis Aragonés como comentarista de Al Jazeera influyeron en la Selección, fueron un problema?

No, no lo fueron. Luis dio su opinión y estaba autorizado para hacerlo. Una de las primeras cosas que les dije a los jugadores antes del Mundial fue que había que respetar al seleccionador saliente. Tener lealtad con Luis era tener lealtad con la Selección. Los jugadores tienen que ser leales. No tienen porqué hablar bien del que está, pero sí del que se ha ido. Estábamos obligados a hablar bien de Luis. Esos tres días después del partido contra Suiza no fueron fáciles, pero nos unieron aún más. Reafirmó nuestra creencia, porque no teníamos que dar bandazos.

España ganó el Mundial hace diez años con un Del Bosque que hablaba con todos los medios. Y también lo ganó con debates de fútbol. Ahora tenemos un seleccionador que es el único de los 59 países de Europa que no habla con la prensa y los debates son que se vaya un seleccionador diez minutos antes de empezar un Mundial. Y es ahora cuando no se gana nada. ¿No hemos aprendido que es mejor hacer las cosas con normalidad y naturalidad?

No voy a participar en nada de esas apreciaciones actuales. Pero sobre los debates de fútbol, pues cada uno es libre de opinar. Por ejemplo, sobre el que se abrió con el doble pivote. Nosotros decidimos jugar con la pareja formada por Xabi Alonso y Busquets. Y surgió un debate. Yo tenía la obligación de escuchar todas las opiniones, pero creía, y así lo mantuve, que esa pareja era muy importante para nuestro fútbol. Lo hacían todo bien y eran fundamentales en la creación del juego y en el equilibrio del equipo. Armonizaban las líneas y nos daban control del juego. Pero es que además tenían una gran contribución ofensiva. Xabi Alonso fue uno de los goleadores de la Selección. Eran vitales los dos, pero es verdad que las opiniones favorables a Xabi venían sobre todo desde Madrid y afines y las de Busquets, de Cataluña y afines. Y al revés. Pero para nosotros ambos eran jugadores de la Selección independientemente de la camiseta que llevaran con sus respectivos clubes. No creo que intoxicáramos el juego de Xavi Hernández por poner ese doble pivote. Pero me parece que el debate del doble pivote era lícito, como todos los que son de fútbol. Lo que puedo decir es que con el doble pivote ganamos el Mundial. Puede que lo hubiéramos ganado sin el, pero no lo sabemos. Lo que sabemos es que se ganó con la pareja formadad por Xabi y Busquets.

Cruyff dijo antes de la final contra Holanda que él iba con España porque se identificaba más con el fútbol de la Selección. ¿Sintió en ese Mundial que España llevaba la bandera del buen fútbol?

Es curioso, porque uno de los entrenadores que tuve, Boskov, bebió en la fuente del fútbol holandés. Vujadin (Boskov) era yugoslavo, pero desarrolló su fútbol en Holanda. Pero creo que España se hizo simpática ante el mundo no sólo por su fútbol, también por su comportamiento, por su talante. Hay que recordar que en los 114 partidos en los que fui seleccionador sólo tuvimos una expulsión... Fueron unos héroes no sólo por su forma de jugar, también por su forma de ser.

Valorando el gran trabajo que hizo Luis, me parece injusto que alguno diga que lo que hizo Del Bosque fue mantener esa línea de éxito.

Recibimos una herencia muy buena y no quisimos borrar nada de un plumazo. El 66% de los jugadores que gararon con Luis la Eurocopa de 2008 vinieron luego conmigo al Mundial de Sudáfrica, y el 50% repitieron en la Eurocopa que ganamos en 2012. Hubo una línea de trabajo en la que se mantuvo una línea pero en la que se aplicó también un relevo, el propio de todas las selecciones.

Meses después de ganar el Mundial, el seleccionador de Holanda, Van Marwijk, se presentó en Las Rozas, en su despacho. Mucha gente no conoce esta historia. ¿Puede contar qué pasó, cómo fue esa visita?

Es verdad, así fue. Era el mes de diciembre, y hacía medio año que habíamos ganado el Mundial. Y Van Marwijk se presentó en la Federación, en Las Rozas. Yo creo que vino casi casi a disculparse por el juego en esa final, pero vino con una amabilidad y una humildad extraordinarias..., en cuanto al juego pues todos los que ganan un Mundial marcan un poco la tendencia.

¿Se ha aprovechado bien esa etapa de oro de la Selección para coger impulso para lo que ha venido después teniendo en cuenta, lógicamente, que Xavi e Iniesta sólo existen ellos?

Yo sinceramente creo que sí, que se ha trabajado bien. Robert Moreno vino a verme y estuvo majo. Pero los que vienen detrás no tienen porque llamarme. Creo que le dije a Robert que además no tuviera mucho en cuenta, que él debía tomar sus decisiones.

¿No le parece que teniendo un campeón del Mundo y de Europa como usted todo el que llegue al cargo de seleccionador está casi obligado a llamarle y a tener una conversación con usted?

No lo creo. Agradezco que se tenga esa opinión, pero lo más importante no es el seleccionador, fue el grupo de jugadores que tuvimos.

¿Hay algún momento durante el Mundial en el que vea con su equipo que España puede ganar el Mundial?

Si vamos a la génesis de todo, un día después de la derrota contra Suiza les recordé a los jugadores con un tono entre irónico y sarcástico que si ganábamos los seis partidos que teníamos por delante íbamos a ser campeones del Mundo. Era un reto, un desafío que no era imposible y que estaba en nuestra mano.

¿Cómo es la jugada del gol de Puyol a Alemania? ¿Era una jugada ensayada por los jugadores del Barça que practicaban con su equipo?

Un par de días antes del partido contra Alemania, en un entrenamiento, les comento a nuestros jugadores que, en los córnes, el rival hace una defensa zonal, pero un poco pasiva. Y entonces les pregunté con toda normalidad qué hacen ellos en sus equipos ante esta situación. Y ellos se explican y los del Barça comentan esta jugada. Luego la pusieron en práctica. Pero, claro, hay que tener un Xavi que ponga el balón para el remate de Puyol como lo puso él, un Piqué que sepa arrastar a los defensas, un Villa que despiste al portero y un remate tan magnífico como el que hizo Carles (Puyol). Y todo esto lo cuento para demostrar que no es un síntoma de debilidad de los entrenadores hablar estas cosas con los jugadores, sino todo lo contrario.

La verdad, viendo repetido el partido diez años después hay que ver la cantidad de ocasiones de gol que tuvo España en ese final...

Durante este confinamiento que hemos padecido he visto todos los partidos del Mundial de Sudáfrica, y también los de la Eurocopa 2012. ¡No los había visto aún! Contra Holanda hicimos algunas cosas bien, aunque no fue un partido bonito. Tuvimos nuestra pizca de suerte, pero algo hicimos bien.

Se hicieron bien muchas cosas.

Por resumir, fue un grupo con unas condiciones excepcionales que tratamos de guiar lo mejor posible en lo personal. Y así salió un equipo campeón. Tuvimos buenas relaciones todos, también con la prensa, que tiene que trasmitir lo que pasa, y eso fue también importantísimo. Sabéis que las buenas relaciones siempre son esenciales para llegar a buen puerto.

A toro pasado, recuerdo el partido contra Paraguay como el más duro, el más difícil...

Hubo momentos difíciles, claro está. En todos los partidos. Del día de Chile recuerdo los minutos finales, que ellos no querian atacar porque aún con la derrota ante España estaban clasificados para pasar de fase. Metimos a Javi Martínez para tener un poco más de control, ¡y resulta que si iba para arriba como un delantero centro! Se lo dije a Toni Grande, pero nada..., son cosas que pasan en los partido y en el fútbol. Sobre el partido de Paraguay ya he comentado que fue Reina el que avisó a Casillas del poste al que lanzaba Cardozo, y que fue una jugada también decisiva en el Mundial.

Hemos hablado de muchos jugadores, de los rivales..., ¿pero nos hemos dejado a alguien en el tintero, a alguien para quien quiera tener un recuerdo?

Pues sí, me gustaría destacar también al presidente, Ángel Villar, al secretario general de la Federación, Jorge Pérez, y al director deportivo, Fernando Hierro. Los tres nos apoyaron con fuerza en los momentos más difíciles, y eso nunca lo olvidaré porque fue importante.