Un punto más cerca
Real Oviedo y Fuenlabrada empataron sin goles en el Tartiere en un partido plomizo y consiguen acercarse un poco más al objetivo de la permanencia.
Oviedo y Fuenlabrada igualaron en un choque sin chispa, síntoma claro de un calendario sobrecargado de partidos. Y eso que Ziganda y Sandoval optaron por airear sus onces, con gente de refresco. Fue insuficiente. El empate sin goles es más celebrado por los visitantes que mantienen un cómodo colchón respecto al descenso. Al Oviedo le permite sumar, renta insuficiente, pero válida si se añade al botín del derbi.
El Fuenlabrada optó por un equipo físico, así que todo lo que fueran balones directos beneficiaba su plan de vuelo. Por eso, Ziganda puso en liza un equipo con mayor presencia de centrocampista, un 4-3-3 con Jimmy apareciendo por todos lados. Un equipo que quería tener la pelota.
Pero el plan no salió como estaba trazado. Le faltaba al Oviedo fluidez en la medular (Tejera sancionado y Borja tocado), así que el guion se pareció más bien a uno que beneficiaba al Fuenla. Las ocasiones fueron escasas en el primer acto. Grippo gozó de la primera en un testarazo a la salida de un córner que se fue arriba. Quintana respondió con otro intento a las nubes.
La más clara en el primer acto tuvo a Lolo como protagonista. Centro de Mossa, llegada del pivote y rechace de Pol ante un cabezazo que llevaba malas intenciones. No hubo más acciones en las áreas, salvo un centro peligroso de Quintana tras robarle la cartera a Luismi. La sensación del primer acto es que había sido nulo.
Tampoco es que el inicio del segundo acto cambiara mucho las cosas. Por eso Ziganda agitó el choque desde la banda a los 10 minutos de la reanudación, con la entrada de Rodri y Borja, héroe del pasado derbi. Luismi tuvo el gol con un disparo desde la frontal que rozó el poste de Pol. Nada se movió a partir de entonces, con Rodri gozando de la opción más clara, desbaratada por un control excesivamente largo. El descenso se aleja ahora a otro punto de distancia para ambos.