El final lógico de un proyecto fallido
El Racing de autor de Chuti Molina, 15 jugadores y tres entrenadores fichados, 27 jornadas en puestos de descenso y 12 consecutivas último, obviamente no da
Astracanada
Este Racing tiene muchos defectos que vienen de fábrica. Está mal hecho de arriba a abajo, no tiene ni fútbol, ni físico, ni gol, está además mal gestionado (por el mismo que lo hizo) y ya ha pasado por las manos de tres entrenadores, que tienen culpa, pero no la mayor cuota. Con esos ingredientes lo lógico es que el cocido fuera un desastre, pero no hacía falta que cada dos por tres, y especialmente en casa, los jugadores se empeñen una y otra vez en pegarse un tiro en el pie en acciones que bordean lo patético. El gol encajado el domingo (¡de un saque de puerta del rival!), cortesía de Luca y de Buñuel, fue de cine cómico. La tarta en la cara se la llevaron todos y cada uno de los racinguistas que sufren en la distancia. No se lo merecen.
Sin abanderado
Otra de las cosas que faltó frente al Tenerife fue alguien que se echara el equipo a sus espaldas. Hay que reconocer que durante toda la temporada ese papel lo ha llevado a cabo a la perfección Álvaro Cejudo. Con el de Puente Genil lesionado, que veremos cuantos partidos se pierde, si es que vuelve este curso, nadie dio el paso adelante. Hay uno que las pide todas, es verdad, Enzo Lombardo, pero es otra cosa. Se le agradece la personalidad, pero él no lidera al equipo, él juega su partido. Unos porque no pueden y otros porque parecen superados por las circunstancias. A mí me hubiera gustado que esos galones los llevara Sergio Ruiz, joven, con fuerzas, centrocampista, racinguista..., lo tiene todo para reclamar ese liderazgo. Pero no. Los dos partidos que ha jugado, por decir algo, tras el parón, han sido mucho más que decepcionantes.