De empate en empate hasta la derrota final
El equipo de Oltra fue en Girona tan digno, y más competitivo, como siempre, solo que esta vez los 90'. El problema es que ya no llega con empatar
Mejorar y no llegar
Ese es el gran problema de este Racing perpetrado por Chuti Molina, que cuando compite bien, está centrado, no se pega un tiro en el pie y físicamente aguanta el envite del rival no le da más que para empatar. Por eso lleva cuatro victorias y ¡17 empates! Y así, 1+1=2ªB. En Girona, salvo en los primeros veinte minutos, en los que los de Martí fueron mejores y parecían rondar el gol, compitieron de igual a igual con la plantilla más cara del campeonato, pero en ningún momento dio la sensación de que la victoria pudiera venirse a Santander. Faltan cosas, contundencia atrás, fútbol en el medio..., pero sobre todo falta pegada arriba. Sobra, eso sí, profesionalidad y apretando los dientes se mantienen en píe. Anoche, por cierto, presionando la salida de balón del rival como se ha hecho muy pocas veces esta temporada.
Nkaka se reivindicó
Las cosas como son, ayer Aristote Nkaka tapó bocas. La mía, por ejemplo. Demostró que es futbolista. No un crack, no un estilista, no muy táctico, pero certificó que su nivel es el de los demás compañeros del equipo. Más o menos. Y eso ya es mucho para alguien al que todos le hemos negado el pan y la sal después de que sus primeras apariciones, Vallecas o Murcia, por ejemplo, fueran penosas. En Montilivi no dio un recital, tuvo algún fallo, sobre todo de atención, pero fue creciendo a lo largo del partido y hasta que vació el depósito sumó más que la mayoría. Y ganó duelos físicos, que eso en este Racing es rara avis. Y en 2020 solo había jugado 68' en Soria y 13' contra el Lugo. No es fácil así, las cosas como son, dar tu mejor versión.