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BARCELONA

Arturo Vidal, voraz y al sprint

El chileno marcó el gol más rápido del Barça en LaLiga desde 2016. Una vez más fue el líder en actitud y lleva siete goles en nueve tiros a puerta. Persigue su novena Liga consecutiva.

Nadie tiene más hambre que Arturo Vidal. El mismo sábado que El Periódico había publicado una entrevista en la que el chileno reivindicaba que, a sus 33 años y con un palmarés espectacular, él no estaba para ser moneda de cambio de nadie, demostró que hay muy pocos competidores como él. Después de más de tres meses sin jugar un partido oficial, Vidal no pensó demasiado en tonificarse ni coger sensaciones. A los 65 segundos de partido, se tiró a por el centro de Jordi Alba como si fuera el último que disputaba en su vida y marcó el 0-1 en Mallorca. Es el gol más rápido que el Barça marca en LaLiga desde 2016, cuando Munir abrió un partido contra el Málaga al minuto y tres segundos de choque. El chileno es, con diferencia, el mejor llegador que tiene el Barça. Ha marcado siete goles en nueve tiros a puerta en esta Liga.

Vidal, que durante el confinamiento viralizó sus hazañas en la cinta (corrió 10 kilómetros en 38.03 y afirma que podría ir más rápdo) es incontenible. Proclama a los cuatro vientos que él tiene que jugar los partidos importantes y que si no se irá. Pero no porque quiera el club para ahorrarse su ficha o ingresar dinero. Por cuestión de orgullo. Sabe que muy pocos son tan ganadores como él y que hay múltiples partidos de su carrera, incluidas sus Copas América con Chile, lo demuestran. Y además tiene de su lado a Messi, que quiere soldados que se lo dejen todo por él. Y Vidal está dispuesto a ello. Su gol demostró que tiene más energía que nadie en el Barça y además tranquilizó a su equipo, que a partir del 0-1 dominó el ritmo a su antojo.

Vidal, además, es excesivo. Tanto que Setién lo tuvo que proteger al descanso. Con la experiencia de Nápoles en la mochila, cuando fue expulsado casi al final del partido por calentarse, el cántabro percibió que Arturo se estaba excediendo y lo quitó. Además del gol y de dar un festival de taconazos, hizo una falta evitable al borde del área que resolvió Ter Stegen y luego vio una tarjeta amarilla justa por entrar pasado de revoluciones. Setién lo dejó en el vestuario al descanso para que se diese una ducha fría y reflexionase. Pero es difícil que Vidal lo haga porque él juega y vive así. El Barça también necesita un poco de corazón, energía y hasta un toque irracional entre tanto cerebro.

Vidal, el hombre que se dejó la cresta viendo un partido de Christian Ziege con Alemania, es la pimienta del Barcelona. Lleva ocho Ligas consecutivas con Juventus, Bayern y Barça. Su currículum, absolutamente devastador, todavía es discutido por unos extraños defensores del ADN Barça que olvidan que Guardiola amó al chileno y lo convirtió en uno de sus jugadores más importantes. Vidal va a por su novena Liga. Y no olvida que a su currículum le falta la Champions. Que tiene hambre, y que tiene prisa, quedó claro en Mallorca.