El Alavés-Espanyol de los 30 grados y del bochorno
A la espera de las temperaturas para este sábado en Cornellà, babazorros y pericos ya vivieron hace dos años uno de los choques con mayor canícula en Vitoria.
A las puertas del verano, y en un clima húmedo como el barcelonés (máxime el RCDE Stadium, situado a un centenar de metros del río Llobregat), los actores del Espanyol-Alavés de este sábado han estado pendientes de la temperatura desde la designación de su horario. Primero se situó a la una de la tarde, con una previsión de 20 grados, y después se cambió a las dos, subiendo tres grados la estimación de la Agencia Española de Meteorología (AEMET), que ahora señala 27. Sea cual sea la temperatura final, no obstante, difícilmente superará lo que sucedió en un choque reciente entre los mismos equipos.
Alavés y Espanyol se vieron las caras no en Cornellà sino en Mendizorroza el 2 de septiembre de 2018 con un panorama bochornoso. No bajó de 30 grados el mercurio de Vitoria entre las cuatro y cuarto de la tarde, cuando comenzó el partido, y las seis y cuarto, justo dos horas más tarde, cuando concluyó. De hecho, la piscina anexa al estadio de los babazorros contaba casi con tanto público que la propia grada. Y si duró dos horas el encuentro fue, entre otros motivos, porque contó con dos pausas para que los jugadores se refrescaran, al estilo de los que se vivirán en este tramo final de LaLiga.
Pero también hubo accidentes. Como que los aspersores saltaran cuando aún no había finalizado la primera parte, ya que se alargó más de la cuenta, hasta el minuto 49, y estos estaban programados para las cinco y cinco.
No obstante, el bochorno de aquel partido no estuvo tanto en la temperatura como en el abuso del VAR. Sí alertó el videoarbitraje de un penalti cometido por Víctor Laguardia que Ignacio Iglesias Villanueva no había visto, y que desembocó en el 0-1 para el Espanyol. Pero también anularía el 0-2 por un muy polémico fuera de juego de Sergio García, que teóricamente dificultaba la visión del portero, Fernando Pacheco.
Tal fue el shock para los pericos en esa acción, que hubiera decantado prácticamente la victoria para ellos, que el Alavés aprovechó el noqueo para remontar en apenas tres minutos. El entrenador de aquel equipo vitoriano, por cierto, no era otro que Abelardo Fernández. Este sábado lo verá desde el otro bando. Y también con calor. Pero esperemos que sin bochorno.