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REAL MADRID

"En aquella final la afición del Real Madrid iba con el Castilla"

Castañeda, jugador del filial blanco en aquel partido atiende a As después de haber superado la COVID-19: "Se pasa muy mal. Muy duro. Estuve catorce días ingresado y adelgacé once kilos".

Actualizado a
Javier Castañeda.
CHEMA DIAZDIARIO AS

Hoy se cumplen 40 años de una final de Copa histórica. El Real Madrid se midió a su filial, el Castilla, en el que jugaba Castañeda, aunque lo alternaba con entrenar con el primer equipo. El madrileño y uno de los jugadores más importantes de la historia de Osasuna, quien además acaba de superar la COVID-19, rememora para AS aquella final.

-¿Qué recuerda de aquella final de Copa, a priori, insólita?

Desde luego que fue algo insólito. Es muy difícil que se dé el caso, como se dio, de que un filial juegue una final de Copa, digamos contra su padre, que en este caso era el Real Madrid.

-¿Además, algunos jugadores como usted entrenaban con el Real Madrid?

En el equipo que jugó la final estábamos cinco o seis que entrenábamos con el primer equipo. La relación era muy directa. Entrenábamos juntos y jugábamos partidos de entrenamiento. Entre el Real Madrid y el Castilla había una relación muy estrecha y muy bonita.

-Para ustedes debió ser una situación complicada…

Era una situación incómoda. Primero porque después de pasar todas las eliminatorias la motivación y la ilusión eran muy intensas y teníamos el ánimo de eliminarlos. Pero era el Real Madrid y era inviable que el Castilla le ganase al Real Madrid.

-El primer equipo no tuvo compasión, la derrota fue abultada…

Sí. Perdimos seis a uno. La afición estaba con nosotros. En todas las eliminatorias que fuimos pasando, debido a los rivales a los que nos tocó medirnos, el campo estaba siempre lleno. A medida que íbamos pasando eliminatoria, toda la afición del Madrid se iba volcando con el Castilla. Para el primer equipo también era una situación incómoda porque al margen de la semifinal, en la que se midieron al Atlético de Madrid, se enfrentaron a eliminatorias pasables.

-En cambio, el Castilla, para llegar a aquella final tuvo que eliminar a equipos fuertes

Para llegar a una final de Copa los equipos pasan por una serie de circunstancias muy diferentes cada año. Nosotros tuvimos la mala suerte, y a la vez la buena porque los eliminamos, de que nos tocaran todos los 'gallitos' de Primera. Comenzamos eliminando al Racing, que era el líder de Segunda, después eliminamos al Hércules, que estaba en Primera. En su campo perdimos tres a cero y en el partido de vuelta ganamos cuatro a cero. Luego eliminamos al Athletic en San Mamés, a la Real Sociedad que estaba viviendo su época dorada y al Sporting que aquel año tenía un equipazo, con jugadores como Quini, Ferrero, Maceda… Fueron subcampeones de Liga. Yo creo que si nos hubiera tocado en la final el Atlético de Madrid, hubiéramos ganado la Copa. Lo teníamos claro. De hecho, Luis Aragonés prefería que le tocase el Real Madrid que el Castilla en la semifinal.

-¿Qué recuerdo guarda con más cariño de aquel partido?

De ese partido guardé, de inicio, mala leche. Luego ya se pasa todo. Fue un partido con unas circunstancias muy extrañas. Como he dicho, no puedes ganar al padre y menos al Madrid de aquella época. Estaban Del Bosque, Juanito, Santillana, Camacho, Benito… Tenían un muy buen equipo, de hecho ganaron la Liga ese año. En el Castilla estaban Agustín, Espinosa, Gallego, Bernal… La mayoría de los que estábamos en el Castilla entonces acabamos jugando en Primera.

-¿Cuál fue la actitud de los jugadores del Madrid al acabar el partido?

Buena. Tuvimos la cena de rigor. Para mí fue como cerrar una etapa porque ese año fue cuando ya fiché por Osasuna. Tuve que elegir porque como el Madrid había ganado la Liga podía haber jugado la Recopa, pero decidí irme a Osasuna, que acababa de ascender.

-Volviendo a la actualidad. Acaba de recuperarse del coronavirus, ¿cómo se encuentra?

Ya me encuentro muy bien. En la última consulta con el neumólogo me ha dicho que en un par de meses los pulmones estarán completamente limpios. Ya se ha pasado, aunque fue un susto. Se pasa muy mal. Ha sido duro. Estuve catorce días ingresado y estuvieron a punto de meterme en la UCI. Me afectó muchísimo a la musculatura. En tres días adelgacé once kilos. Yo tuve la suerte de evolucionar bien.

-¿Qué se notó?

Empecé a tener un poco de fiebre, décimas y malestar general. Estaba cansado, devolvía. Fui a urgencias y me dejaron ingresado. No poder recibir visitas también es muy duro, aunque yo me adapto a todo. Te crea intranquilidad porque no sabes cuando la pérdida de masa muscular va a parar. La recuperación es lenta.

-Aunque estamos en desescalada, hay que tener muy presente que el Coronavirus sigue ahí…

La gente que lo ve de forma pasota es porque no lo han pasado y no saben lo que es. No le dan importancia. Todos los que no cumplen las normas es porque no saben qué es. Estoy muy agradecido a los médicos y a todo el personal sanitario porque el trato ha sido impresionante.