Las Palmas
El órdago de Miguel Ángel Ramírez pierde fuelle
El presidente de la UD Las Palmas afirmó ayer que entrarían aficionados al partido contra el Girona. El CSD frena, de momento, esta posibilidad.
En la gerencia de Las Palmas, o al menos en lo que de ella depende, nada sucede por casualidad. Resulta que ayer, 1 de junio, la radio oficial del club volvía a sus emisiones tras el periodo de abstinencia por el estado de alarma. Como no podía ser de otra forma, acaso como una pieza más de una estrategia perfectamente estructurada, el presidente del club, Miguel Ángel Ramírez, acudió a la emisora a pasar revista.
En ningún caso por azar, soltó una bomba perfectamente pensada cuando anunció que “los aficionados” de Las Palmas podrían acceder al Estadio de Gran Canaria para presenciar el partido contra el Girona del próximo 13 de junio (20.30 horas), el primero del equipo amarillo tras el obligado parón. No era tan fácil, de cualquier manera muy poco viable, pero el club ya había mandado la pelota a otro tejado.
Defendió Ramírez, puesto en contacto Antonio Morales (presidente del Cablldo de Gran Canaria, propietario del EGC) y Ángel Víctor Torres (presidente de Canarias), que dicha posibilidad era más que real, pues las competencias para la desescalada, una vez el Archipiélago vecino de África entrara en Fase 3, pasarían a manos del ejecutivo insular. En teoría, la decisión de permitir o no la entrada de público la tomaría el Gobierno canario pese a que el BOE, en su momento, anunció que el regreso de LaLiga debía ser sin público en las gradas de sus estadios. Evitaría, así, un foco de rebrote que a la postre sería fatal. Se pretendía, en cualquier caso, trasladar la presión. De ahí la rotundidad en la afirmación. El balón quedaba despejado y la decisión, en manos de otros. El clásico “por nosotros que no quede” a sabiendas de lo complicado de hacerlo realidad.
Se añadía igualmente otro elemento de presión hacia la figura del propio Torres, quien fuera en la anterior legislatura consejero de Deportes del citado Cabildo de Gran Canaria, bajo cuyo mandato se terminaron de ejecutar las obras del Estadio, proyecto heredado del gobierno anterior, así que otras mejores en el recinto de las que solo se beneficia el club, como las instalaciones de su radio. Alguna que otra rencilla hubo, instigadas en cualquier caso por la entidad.
La intencionalidad del mensaje de Ramírez y sus empleados estaba más que clara, pues el máximo dirigente de Las Palmas habló de “aficionados”. Siendo más que consciente de que solo podría entrar un tercio del aforo del recinto, con capacidad para 33.000 espectadores, en el fondo se estaba refiriendo a los socios del club, que rondan los 11.000. Subyace además que, en otro gesto poco decoroso con la masa social amarilla afiliada por carnet al estadio, la Unión Deportiva, tampoco a requerimiento de AS, se ha pronunciado, como tantos clubes, a la hora de devolverle a sus abonados la parte correspondiente a los partidos que no iban a poder disfrutar. Si se diera vía libre al acceso al recinto de Siete Palmas el club ya tendría la excusa perfecta, unida a su maltrecha economía, para ni siquiera devolver una parte de esos servicios no consumidos pero previamente cobrados a sus clientes.
Peso.
La opción de que entrara público al EGC para ver al Girona iba perdiendo peso coforme caía la tarde. Como adelantó AS, LaLiga escurría en parte el bulto tras haber dicho Ramírez que tenía la venia de Tebas. “Se está preparando un protocolo de regreso de los aficionados a los estadios. Deberá adaptarse a cada estadio y al porcentaje de aforo permitido por las autoridades sanitarias competentes, pero queremos ir trabajando en ello", citaron fuentes de LaLiga consultadas por este diario. Se difuminaba, en todo caso, que Las Palmas fuera pionera en esta situación. Al menos, en proponerse para llevarla a cabo. Clubes como el Barça ya se subieron al carro. A ese supuesto carácter pionero hizo también referencia Ramírez, amparándose en que se podría mostrar a Canarias, para el mundo entero, como un destino turístico saludable de primer orden.
Mientras, por la noche, la opción de que entrase público a la guarida de Las Palmas se antojaba quimérica. Así, según anunciaba El Larguero, Sanidad considera “imposible” la opción que el partido Las Palmas-Girona se juegue con público, como habría proclamado horas antes Miguel Ángel Ramírez. La RFEF, además, se mostraba en contra porque rompería el equilibrio entre los equipos. “Desde que se metió Rubiales, Miguel (Ángel Ramírez) sabe que eso es imposible”, asegura un AS una fuente del club.
Con el órdago lanzado desde el mediodía, a MÁR no le quedó más remedio que recular en El Larguero: "Lo he hablado con LaLiga esta mañana, con Javier Tebas. Una vez que terminó la Comisión delegada, y Tebas me dijo que ellos no tienen competencias para prohibir pero me dijo que me ayudarían con el protocolo para meter aficionados en el estadio y así convencer al Gobierno autonómico. Lo ha planteado donde lo tenía que plantear, en LaLiga. Ellos se lo pasarán al CSD. Yo he hablado con el Gobierno de Canarias, que será el competente en las medidas sanitarias. Si no están de acuerdo, nosotros no nos enfrentaremos con nadie, pero planteamos una solución".
Además, el CSD de Deportes también se ha mostrado, de momento, en contra. Así se pronunció esta mañana el organismo presidido por Irene Lozano en una reunión con los responsables de Deportes de las distintas comunidades autónomas españolas. Se hizo, además, referencia al «artículo 41 de la orden 414, que dice que los partidos se celebran a puerta cerrada, y es lo que se aplica». El CSD asegura, además, que dicha opicón "vulneraría" el principio de igualdad de la competición.
Hay varios frentes abiertos, ninguno protagonizado por Las Palmas. Por ellos que no quede. Una estrategia de gestión tantas veces repetida. Nada nuevo bajo el sol.