El RCDE Stadium reabre muy distinto al de hace tres meses
El Espanyol se reencuentra con su feudo, que no pisaba desde los 30.360 espectadores que congregó ante el Atlético, con una víspera irrepetible por ahora.
Escasean tanto los 29 de febrero, reservados a los años bisiestos (y de Juegos Olímpicos, aunque ya no), que deben destacar por algo. Y el de 2020 quedó para la historia en clave perica por sucederse el último entrenamiento del Espanyol en el RCDE Stadium antes de la pandemia. Y hasta este lunes, cuando los jugadores volvían a pisar el recinto en una sesión vespertina, la segunda de carácter colectivo.
El primero post-coronavirus adquiere ese sentido especial por la vuelta a una nueva normalidad. Y el último lo tuvo precisamente por su aroma al fútbol de antaño, como presagio de lo que estaba por venir. Unos 600 seguidores del Espanyol, organizados por el club en lo que a priori iba a ser una sesión a puerta cerrada, se situaron en las gradas para arropar, animar, espolear y aplaudir a sus jugadores, que se estaban jugando la permanencia. Igual que lo harán en lo sucesivo sin público.
Aquel entrenamiento del 29 de febrero, con cánticos, banderas al viento e incluso bengalas que evocan a otra época, imagen impensable hoy, nada tiene que ver con el paisaje silencioso, desierto, aislado de este RCDE Stadium que les ha vuelto a abrir las puertas con estrictas medidas de seguridad e higiene, y que les procurará seis partidos a puerta cerrada en los que volverán a librarse el ser o no ser en Primera, ahora sin sus aficionados.
La última vez fue la víspera de un provechoso empate, el domingo 1 de marzo, contra el Atlético de Madrid, ante 30.360 espectadores. Ahora se preparan los pericos para la visita del Alavés, el 13 de junio, sin nada salvo el plástico en la grada. Pase lo que pase, será histórico. Sin precedentes. Así que ya puestos, ¿por qué no la salvación?