La segunda vida del Espanyol
En condiciones normales, el conjunto perico se levantaría este lunes con la euforia de la permanencia o la amargura de un descenso. Pero LaLiga concede un bonus.
En circunstancias normales, este lunes 25 de mayo se habría convertido en el día después. En la resaca. De lo bueno o de lo malo. En el caso concreto del Espanyol, en un enorme descanso tras alcanzar la ansiada permanencia o en el inicio de una dura realidad, una nueva normalidad de las de antes, en Segunda A. De no haber mediado una terrible pandemia de COVID-19, LaLiga habría concluido este pasado fin de semana.
Ya nunca se sabrá qué hubiera sucedido. Si el RCDE Stadium se hubiera llenado para arropar a los jugadores pericos en una finalísima contra el Celta de Vigo, en la última jornada, o si directamente los de Abelardo Fernández no hubieran siquiera tenido la ocasión de llegar a la orilla. Así lo hacía presagiar la deriva que llevaban antes de la suspensión del campeonato, con una dolorosa derrota ante Osasuna (1-0), en El Sadar, en la última de las jornadas disputadas.
La inercia, especialmente a domicilio, era tan negativa que desde el punto deportivo este reajuste de fechas solo puede interpretarse como una segunda oportunidad.
Son 11 las jornadas que le restan al Espanyol para reordenar su destino. 33 puntos para invertir los 6 a los que queda la permanencia. Seis partidos en casa (ante Alavés, Levante, Real Madrid, Leganés, Eibar y Celta) y cinco a domicilio (Getafe, Betis, Real Sociedad, Barcelona y Valencia), si es que el factor campo de verdad importa en esta nueva realidad a puerta cerrada.
Lo que sí cuenta es el ‘reset’ al que puede haberse sometido la plantilla, después de tres meses sin competición, para luchar por un objetivo seguramente más importante para el futuro del club que cualquier título.