Aduriz cuelga las botas: "Mi cuerpo ha dicho basta"
El delantero del Athletic se tiene que operar de la cadera y se queda sin el anhelo de pelear por la Copa ante la Real, una cita aplazada por el coronavirus. "Olvidémonos de finales soñados"
Aduriz arroja la toalla. A través de una emotiva carta, anunció a primera hora de la tarde que pasa a ser un exfutbolista. Los médicos le recomendaron el martes pasar por el quirófano para colocar una prótesis que reemplace su cadera y ha sido la señal definitiva. No podrá cumplir su última voluntad, jugar la final de Copa ante la Real, y poner un broche de oro a su carrera. “Mi cuerpo ha dicho basta”, zanja en la emotiva misiva. El máximo goleador del Athletic en el siglo XXI se despide de la forma más cruel. El coronavirus le ha privado de poder despedirse con una final y quién sabe si levantando un título, aunque era una incógnita si podría haber llegado a la cita el 18 de abril, cuando estaba fijada esa cita en La Cartuja antes de que la pandemia lo paralizase todo. “Olvidémonos de finales soñados. Ha llegado la hora del adiós y así se acaba para mí este camino, inolvidable y maravilloso”, sostiene con una gran dosis de realismo. Se queda en la sexta posición del ránking histórico de artilleros del club, con 172 dianas. Se une para la eternidad a mitos como Zarra (335), Bata (208), Dani (199), Gorostiza (196) e Iraragorri (179).
El donostiarra, el jugador más influyente del presente siglo, entra hoy mismo en la leyenda. San Mamés le aclamaba como a un ídolo, aunque desde hace tiempo su físico no iba por la misma vía que su mente. Cumple 40 años el próximo febrero. Cuatro goles suyos sirvieron a los leones para ganar la Supercopa del 2015 por un global de 5-1 frente al Barcelona de Messi. Se lleva bajo el brazo este título y un puñado de clasificaciones europeas, entre ellas una para la Champions League. Desde su vuelta en una tercera etapa, ha cubierto ocho campañas seguidas y deja un legado tremendo e imágenes inolvidables como sus cinco goles en San Mamés al Genk.
Ha sido Aritz como los buenos vinos, mejoró con la edad. Ha explotado a partir de los 30 años, hasta batir varios récords de longevidad. Fichado del Antiguoko en 1998, se curtió en el Aurrera de Vitoria y Bilbao Athletic para debutar en el primer equipo a las órdenes de Heynckes ante el Barcelona en septiembre de 2002. El equipo azulgrana marca su trayectoria, ya que a él le anotó su último gol con una inolvidable chilena en la primera jornada de la presente Liga. Una postal que dio la vuelta al mundo. El donostiarra pasará a la historia como uno de los delanteros centros más carismáticos en el exigente San Mamés, fuera del campo y sobre el verde, donde ha dibujado una amalgama de remates espectaculares. Entre sus más bellas estampas quedan las de cabeza, ayudadas por su enorme capacidad de salto.
Aduriz ha tenido tres etapas como león y la más brillante ha sido esta última. Abandonó Lezama por primera vez para crecer en Burgos, se curtió en Valladolid (donde por un guiño de la vida ha jugado sus últimos minutos como león), regresó al Athletic en un momento delicado en el mercado de invierno de la 2005-06 para ayudar a sacarle de los puestos de riesgo y posteriormente fue traspasado al Mallorca en 2008. Ese pase estuvo rodeado de polémica, ya que el club bermellón no pagó en tiempo y forma y no llegaron a Bilbao los algo más de cinco millones fijados. Por entonces en el Athletic no había demasiada liquidez y la operación no fue del agrado por parte de la afición. Posteriormente le fichó el Valencia, donde permaneció dos temporadas, y el club rojiblanco le reclamó para una tercera etapa, en el segundo año de Bielsa. Su trayectoria desde entonces ha enamorado a la afición rojiblanca. A principios de esta temporada anunció que se retiraba y había incertidumbre sobre si ahora esperaría a la final de Copa, aplazada a una fecha en la que pueda asistir gente, tal vez 2021. Definitivamente, esa cita le ha regateado.