"Para fichar por el Madrid tuve que esconderme en un hotel"
Igor Jovicevic llegó al Madrid en 1991 con 17 años y tras un fichaje de película, pero una cláusula inusual le impidió debutar... Atiende a AS como nuevo técnico del Dinamo de Zagreb.
Antes que Modric, en los noventa, el Madrid tuvo dos jóvenes centrocampistas croatas pretendidos por media Europa: Prosinecki y Jovicevic. El primero sufrió un via crucis y el caso de Igor Jovicevic (47 años) fue de película de espías. Fichó de incógnito y no le permitieron subir del Real Madrid B al primer equipo por una cláusula. Ahora vive su sueño, es el nuevo técnico del Dinamo de Zagreb. Desde allí atiende a AS...
Se le nota la ilusión incluso por teléfono. Enhorabuena.
Muchas gracias, el sueño se ha hecho realidad. Siempre digo que antes de ahora entrenador, he sido fan del Dinamo, mi padre jugó 390 partidos con esta camiseta. Era mi héroe y por desgracia se nos fue hace poco.
Le doy mi pésame. Por cierto su padre, Cedomir, entrenó en 'La Fábrica' madridista y ayudó allí a Rafa Benítez...
Cuando llegué al Madrid él vino a entrenar al Alevín y en el Real Madrid B ayudó a Benítez. Luego se lo llevó consigo cuando inició su aventura en el Valladolid. Rafa y él se querían mucho.
¿Cómo se fija el Madrid en Igor Jovicevic?
Yo tenía 17 años. Más tarde mi admirado Del Bosque me dijo que me tenían desde hacía tiempo en su agenda. Venía de ser subcampeón de Europa Sub-17 y fui elegido el mejor del torneo. Tenía ofertas y estando en Verona ultimando mi fichaje por ese club en un hotel... veo entrar un equipo. Reconozco a Radomic Antic, que en paz descanse. Era el Madrid, habían ido allí para jugar un torneo.
¿Y qué ocurrió?
Conocía a Prosinecki y charlé con él, con Antic y con un vicepresidente, el señor Zapata. El Madrid estuvo muy vivo y me propuso volverme con ellos a España. Fui, jugué un par de partidos con otro nombre y estuve escondido en un hotel de incógnito hasta que un periodista me descubrió... Al final se cerró el fichaje y firmé por cinco años.
En el Real Madrid B jugó muchísimo pero nunca debutó con el primer equipo. Se rumoreó que por culpa de una cláusula...
Tenía 17 años, ni sabía qué ponía en mi contrato, era cosa de mis agentes. Yo veía que en los amistosos sí me llamaban Benito Floro y Valdano, pero a los partidos oficiales iban otros... Luego descubrí, cuando casi me había ido del club, que había una cláusula. Si debutaba el Madrid tenía que pagar mucho dinero y hacerme además un nuevo contrato. Fue un obstáculo. Y era otra época, sólo podían jugar tres extranjeros y en mi puesto estaban Hagi, Laudrup...
Usted vivió el único partido de Raúl en el Real Madrid B.
Sí, en Palamós, perdimos 2-1. Era tan bueno que no hacía falta ni que pasase por el filial (risas)... ¡Chapó por Valdano! Ahora ese espíritu ganador lo llevará a su papel de entrenador. Para él, los obstáculos son regalos, se crece.
¿Y Guti? Ustedes eran muy amigos...
Otro genio. Su genialidad le permite ver el fútbol de otro modo. Tiene chispa también como técnico. Y su personalidad... siempre dice lo que piensa y a la cara. Me gusta ese tipo de entrenadores. Él y Raúl triunfarán.
Hábleme de Prosinecki. ¿Qué le pasó en el Madrid?
Se le presionaba para volver antes de tiempo de sus lesiones y se rompía de nuevo. Robert también quería demostrar lo que valía, forzaba... Sufrió mucho. Fue un grandísimo futbolista y es un gran amigo, me llamó para felicitarme.
Modric es incombustible...
Le ha mucho a mi país. Está en el ocaso pero todo lo que sabe de fútbol no va a desaparecer y se cuida al máximo. Un futbolista de 35 años hoy es como uno de 29 en mi época...
Volvamos al Dinamo. Tendrá de ayudante a un conocido del fútbol español, Peternac.
Mi padre se lo recomendó a Benítez y ese año marcó 23 goles en Primera con el Valladolid. Alen y yo somos los padrinos de nuestras bodas y ahora me ayudará. ¡Las cosas del fútbol (ríe)!
La rodilla le frenó, habla seis idiomas y descubrió a Lucas Pérez...
Como Prosinecki, las lesiones condicionaron irremediablemente la carrera de Igor Jovicevic. Una calidad exquisita que demostró en aquel Real Madrid B que llegó a terminar sexto en Segunda División. "Tenía ofertas de Primera y más sitios", recuerda Jovicevic, "quedaba un partido para acabar la temporada, con la Sub-21 ante la Ucrania de Shevchenko... y me rompí los cruzados en el minuto 13". Regresó a la vieja ciudad deportiva del Madrid para vivir una pesadilla. "Me operé en España y mi último año me lo pasé entero recuperándome, pero no podía flexionar la rodilla ni extenderla... Martín Vázquez se operó a la vez que yo y a los seis meses estaba jugando", rememora. "Álvaro Benito y yo no nos recuperamos nunca".
De promesa a ser casi un exfutbolista de 25 años. "Estuve casi tres años sin jugar, en el pozo", dice, con la voz un punto quebrada. El milagro llovió del cielo de Zagreb. "Me encontré con el actual doctor del Dinamo en una cafetería. Me habían visto especialistas de media Europa y él me resolvió el problema en un día. En quince días estaba firmando un contrato...".
Su carrera posterior le llevó a países como Japón y China, habla seis idiomas, antes de sufrir otra lesión de rodilla, esa vez con 31 años. Fue el fin. "No llegué a lo que podía haber sido, pero fue un éxito personal volver", se enorgullece. Su vida como exfutbolista le llevó a ser jefe de fichajes del Lviv ucraniano. Allí le llegó un soplo y volvió a España, donde tenía varios bares en Marbella. "Era por Lucas Pérez, que estaba en el Rayo Vallecano B, fui a verlo y lo fiché... Mire, luego lo compró el Arsenal". Ahora, tras pasar por la cantera del Dinamo de Zagreb, asume el mando total: "Es un reto enorme, el Dinamo es el Real Madrid de Croacia".