Un derbi en el congelador
El Barcelona-Espanyol de este fin de semana apunta, como pronto, al 15-16 de julio. Los pericos, sin público adverso, apelan a precedentes provechosos en el Camp Nou.
Jornada 35. A la pimienta de cualquier partido de este tipo, incluso si se jugase durante una pretemporada, se une el morbo de que probablemente dilucidará, para bien o para mal, los dos extremos de LaLiga: la lucha por el título y la insana pelea por la permanencia. El Camp Nou tendría que haber acogido este fin de semana del 9 y 10 de mayo un Barcelona-Espanyol explosivo. Un derbi en el congelador por culpa de la COVID-19.
Si se cumplen las previsiones más optimistas, el calendario que a mediados de semana destapó el extécnico perico Javier Aguirre, azulgrana y pericos se verán las caras en algo más de dos meses. Entre semana. El miércoles 15 o el jueves 16 de julio. Ese sería el primer cambio significativo. El segundo, ni que decir tiene, la ausencia de público. De miles de seguidores del Barcelona probablemente gritando “A Segunda” a los jugadores del Espanyol. Igual que lo hicieron en 2009, cuando Iván de la Peña les asestó un doble zarpazo (1-2). O en 2016, cuando paradójicamente un implacable 5-0 favorable a los culés significó la permanencia matemática de los blanquiazules.
Tambien iba a ser, o será, el retorno al Camp Nou de Abelardo, ahora en el bando rival. El técnico asturiano, no en vano, debutó en el banquillo del Espanyol con el derbi de la primera vuelta, el 4 de enero en el RCDE Stadium. Un 2-2 en los minutos finales. El mismo marcador que la última vez que los azulgrana se jugaban un título en casa ante los pericos: en 2007, la velada universalmente conocida como el ‘Tamudazo’. Sorpresas dan los derbis. Y más si, como todo hace indicar, se disputan en una de esas noches de verano en las que todo es posible.