Hoy es el día de San Mbia
El Mbiazo del Sevilla al Valencia en semifinales de Europa League cumple seis años. Uno de los momentos de mayor éxtasis para los aficionados del club de Nervión.
El Mbiazo cumple seis años. "Día de San Mbia", parafraseando a algún compañero, se podría llamar al 1 de mayo para los sevillistas, que en este día del Trabajador de 2014 vivieron uno de los momentos de mayor éxtasis de sus vidas, como aficionados al fútbol y seguramente en todos los demás aspectos también. Se jugaban los segundos finales del descuento de la vuelta de semifinales de la Europa League en Mestalla, el Valencia había remontado con tres goles el 2-0 de la ida en el Sánchez Pizjuán cuando...
...Coke sacó de banda, el espigado Fazio prolongó y el centrocampista camerunés Stephane Mbia, casi en el área pequeña, fusiló de cabeza ante la locura de los cientos de aficionados nervionenses en la grada y la resignación de los miles de valencianistas que les rodeaban. Los periodistas cambiaban sus crónicas y las agencias de viajes variaban los nombres de los que viajarían a la final de Turín, donde el favorito ya no era el Benfica. Y la tercera Europa League del conjunto de Nervión se consumaría varias semanas después. Con una tanda de penaltis infartante ante el equipo portugués.
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Porque vaya locura aquella 2013-14, la primera campaña completa bajo la batuta de Unai Emery. El Sevilla había comenzado la temporada de manera tambaleante, incluso con momentos en la tabla cercanos a los puestos de descenso. En octavos de final del torneo continental evitaría en otra tanda la eliminación ante el eterno rival, el Betis.
Beto en propia puerta, Feghouli y Mathieu parecían poner esta vez fin a la aventura europea en Mestalla, pero Mbia, que apenas había jugado en los tres primeros meses de aquel año, entró en la historia del club con su cabezazo. Ya tenía el camerunés su sitio el panteón de goles maravillosos para los aficionados nervionenses junto al zurdazo de Puerta al Schalke en 2006 u otro cabezazo, el de Palop en Donestk en 2007, que también acabaron significando cada uno un título continental.