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ESPANYOL

El primer Pirata del Espanyol

Se cumplen 99 años del nacimiento de Antoni Fàbregas, protagonista de una final de Copa y un ascenso, socio de Gabriel Jorge y de misterioso apodo.

Actualizado a
23-01-00 ANTONI FABREGAS,EL PIRATA ANTIGUO JUGADOR DEL ESPANYOL.
DIARIO AS

Mucho antes de que Esteban Granero pasase por el Espanyol con su inconfundible apodo, hubo un ‘Pirata’ que desembarcó en el club, concretamente en Sarrià, e hizo las delicias de los seguidores. Se trata de Antoni Fàbregas, que nació un 29 de abril, pero de 1921. Se cumplen 99 años de abordaje.

Inconfundible por su fino bigote de galán del Hollywood de los años dorados, a Fàbregas sin embargo le tocaron de cerca los sinsabores de la Guerra Civil, que cortaron su progresión. Sería a la vuelta, en 1940, cuando el Barcelona lo puso a prueba ante el Mollerussa. Pero a la que se decidió a ficharlo, ya se había avanzado el Espanyol, que se lo llevó a vivir al mítico Chalet de Sarrià. Disputaría una final de la Copa de España, en 1947, y otras dos semifinales los años consecutivos. Y, sobre todo, jugó dos promociones para evitar el descenso, en 1943 y 1946. El vértigo por bajar no es patrimonio de nuestros días.

De hecho, ya como entrenador y a su regreso tras pasar una década en Portugal y tras dirigir al ‘amateur’, a los juveniles y a los infantiles, en la temporada 1969-70 fue el ayudante de Rafa Iriondo en el primer equipo, para conseguir el ascenso desde Segunda. Falleció en 1999, a los 78 años.

Pero con él se marchó un misterio: ¿por qué le llamaban el Pirata, concretamente Pirata de la Manigua, apodo que acabó compartiendo con su compañero Gabriel Jorge? Hay hasta tres teorías. Una insiste en que jugaba con un pañuelo en la cabeza, de lo que ninguna foto hasta ahora ha dado fe. Otra, que se lo pusieron tras un derbi en el que acabó con la cabeza vendada; eso sucedió, pero para entonces Jorge ya había dejado el Espanyol.

Así que la tercera parece la más probable, y es la que sostenía el añorado Jordi Puyaltó. Respondería a que Fàbregas y Sosa, ambos de tez morena, frecuentaban un bar llamado la Manigua, muy próximo al estadio, donde protagonizaron alguna correría, de modo que allí les habrían colgado el mote.