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MUERE MICHAEL ROBINSON

Robinson: "Cuando llegué solo decía hola, adiós, gracias, cerveza y contaba hasta cinco"

El exfutbolista y comunicador dejó numerosas frases para la posteridad, cargadas de humor, positivismo y, sobre todo, ganas de vivir la vida a tope hasta el último suspiro.

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Robinson: "Cuando llegué solo decía hola, adiós, gracias, cerveza y contaba hasta cinco"

Michael Robinson, genio y figura, con ese acento inglés tan suyo que nunca abandonó. "He conseguido no hablar bien ninguno de los dos idiomas" decía. O, por lo menos, eso nos hizo pensar porque dicen que sus empleadores le prohibían que aprendiera a hablar bien español. De todas las frases para la posteridad, nos debemos quedar con una sobre todas: "El cáncer puede que me mate, pero lo que no va a hacer es matarme todos los días". Toda una lección de optimismo y de coraje la que nos dio hasta el último de sus días. "Tengo 60 años y he vivido en Disneylandia", aseguró en la Ventana con Carles Francino en la Cadena SER. 

Porque este inglés nacido en Leicester llegó sin saber una palabra de español, pero fue en este idioma en el que pronunció sus frases más ingeniosas y divertidas. "Cuando llegué a España solo decía hola, adiós, gracias, cerveza y contaba hasta cinco". Llegó a bromear por su pasión por España y una supuesta relación de su madre con nuestro país: "Mi madre fue la mujer más graciosa que yo conocí nunca. Tras un año en España, recuerdo haberle dicho: "Oye, mamá, ¿tú no tendrías algo con un español, no?"

Llegó a España en 1986, cuando fichó por Osasuna. De su época de jugador a menudo recordaba sus episodios más divertidos... y su fama de bebedor: "La bebida está muy estigmatizada. Yo tenía fama de bebedor cuando jugaba. Pero nunca tomaba alcohol 54 horas antes de un partido. Aunque es verdad que no recuerdo muy bien todos los lunes de mi vida". Buscó Osasuna, que no Pamplona, en un mapa para saber donde iba antes de llegar, confundió a Zabalza el día del primer entrenamiento y se sorprendió cuando antes de saltar al campo en San Mamés para su debut, sus compañeros se pusieran a rezar. "Lo que más me llamó la atención fue que antes de salir, el equipo rezaba. Yo sabía que no éramos muy buenos pero…", aseguró a Esquire entre risas.

Michael se acostumbraba a poner el mundo por montera, lo que queda plasmado en otra célebre frase: "Soy muy afortunado: tengo 52 años y nunca he dado un palo al agua". "Cuando me pidieron en la final de la Copa de Europa que lanzara un penalti yo pensaba en mis padres que en mi casa estarían diciendo... mi hijo la va a cagar". Del fútbol español llegó a decir: "Es el más bonito, pero quizá sea de los más tramposos".

Cuando colgó las botas, cambió el balón por el micrófono, con el que conquistó a toda España. Dejó frases impactantes como ésta: "Mourinho es como un francotirador, no quiero llamarle asesino a sueldo, pero un día recibió un sobre marrón con un montón de dinero y fotos de los que tenía que liquidar".

Su humor y generosidad fuera de serie las aplicaba como nadie para encajar las críticas: "Carlos y yo vemos el Twitter al volver al hotel, y nos dan cada hostia... nunca coincide quién es el culé o el merengue, solo en que no tenemos ni puta idea. Yo soy del Liverpool". Y tampoco dudó en vertirlas con humor, ni siquiera en su debut en El Día Después, cuando criticó el decorado del programa, una antigua grada de pie de un estadio, con su humor tan personal. "Todo bien, salvo el decorado", le contestó a Lewin, conductor del programa. "No pega nada, pero la temporada pasada era aún peor porque había latas, bufandas, periódicos... Parecía una basura, ¿eh? Yo veía las gradas con gente. Nunca me di cuenta de la suciedad que había", aseguraba. 

Uno de los últimos partidos a los que acudió fue en Anfield junto a Carlos Martínez, con quien formó una pareja inseparable en las retransmisiones durante décadas. Su estadio, en el que jugó de rojo tantos y tantos partidos, siempre le emocionó. "Sales del vestuario, bajas unas escaleras, subes otras y estás en el campo. Lo ultimo que ves es el This is Anfield. Todos lo tocaban y luego, la gente cantaba el You'll never walk alone. Durante toda la juventud, se lo cantaba a mis ídolos y ahora me lo cantaban a mi. Me emociono mucho cada vez que voy.".