NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

SEVILLA

Rakitic y las segundas partes (algunas no buenas) del Sevilla

Aleix Vidal, Navas, Banega, Diogo, Fazio, Carlitos o Jesuli... Sólo en unos pocos casos han triunfado los futbolistas que retornaron al Sánchez Pizjuán.

Ivan Rakitic.

La posibilidad de volver a ver a Rakitic vistiendo la camiseta del Sevilla ilusiona a la mayor parte de la afición del Sevilla. El internacional croata dejó muy buenos recuerdos en Nervión, donde se erigió como capitán de un vestuario en el que levantó la primera de las tres Europa Leagues consecutivas que la entidad recolectó entre 2014 y 2016. Sin embargo, también hay quien hace dogma del dicho de que "segundas partes nunca fueron buenas". En el Sevilla hay de todo, desde grandes segundas partes a profundas decepciones, como la última, que también procedía del Barcelona: Aleix Vidal, recuperado después de traspasarle al club culé, tuvo que ser cedido esta campaña al Alavés...

ClasificaciónPTSPGPEPP
Clasificación completa
Próximos partidos
Calendario

Aunque también se podría empezar por los retornos satisfactorios, que son de los más recientes en el tiempo: los casos de Jesús Navas y Éver Banega. Ambos regresaron al Sevilla en el verano de 2017 tras haber pasado cuatro y una temporadas fuera respectivamente. El de Navas era el retorno más deseado por el sevillismo, puesto que abandonó el club en el momento de mayor madurez de su carrera para aliviar una situación económica que se había complicado. Triunfó en el City pero pocos pensaban que en su supuesto ocaso, el extremo campeón del mundo se iba a convertir en uno de los mejores laterales de LaLiga y que iba a regresar a la Selección. Banega, por su parte, no se adaptó al Inter y decidió volver a donde más feliz había sido. Y aunque esta segunda etapa no ha estado tan preñada de éxitos como la anterior, Banega ha dirigido con su batuta a un equipo que llegó a los cuartos de la Champions y a la final de la Copa del Rey.

Retrocediendo en el tiempo aparecen otros dos retornos radicalmente opuestos: Diogo y Fazio. Corría el mes de enero de 2016 y Monchi se afanaba en buscar refuerzos para un equipo que marchaba en Europa y la Copa pero que era incapaz de ganar fuera de casa en LaLiga. Diogo había sido cedido en verano al Genoa, donde no tuvo el menor protagonismo, por lo que el Sevilla decidió repescarlo para dar más profundidad al banquillo de Emery. Fazio, por su parte, había forzado su salida al Tottenham año y medio antes, lo que le valió la repulsa de una afición con la que siempre tuvo una relación de amor-odio. Pese a que conocía de sobra lo impopular de su decisión, Monchi logró su cesión hasta final de temporada.

Lamentablemente, el rendimiento de ambos confirmó los peores presagios. Diogo jugó cuatro partidos de LaLiga y uno de Europa League. Fazio, igual, pero con los agravantes de que en su redebut como sevillista en Vigo fue expulsado por una doble amarilla en 25 minutos y de que Emery nunca lo convocó en partidos como local para ahorrarle la bronca con la que el sevillismo lo esperaba.

De menos a más puede considerarse el regreso al Sevilla de José Antonio Reyes. Se marchó al Arsenal con lágrimas en los ojos para convertir en "calderilla" la deuda del club. Y tras peregrinar y ganar títulos de todos los colores, volvió por todo lo alto a Nervión. Sin embargo, aterrizó en un Sevilla que no acababa de encontrarse, casi como él en los últimos años, pero tanto el club como el propio Reyes encontraron el fin de sus males de la mano de Unai Emery. Reyes volvió a levantar a los aficionados del Sánchez Pizjuán una década después de su marcha.

No es algo de la época reciente el anhelo de volver a ver con la camiseta del Sevilla a jugadores que por una cosa u otra tuvieron que hacer las maletas. A principios del presente siglo, cuando entre Caparrós, Monchi y Del Nido se ponían las bases de lo que sería el gran Sevilla, en Nervión, y sobre todo en el ex presidente, existía una espina clavada por los canteranos que a finales de los 90 tuvieron que irse para que el club lograra unos ingresos que le permitieran sobrevivir. Marchena es uno de los principales ejemplos, aunque nunca se pudo cerrar su retorno. Sí se consiguió la vuelta de otros dos como Carlitos o Jesuli. El primero sirvió de alternativa en la delantera y aportó algunos goles, pero Jesuli nunca consiguió ser el jugador que maravilló en el Celta y del que se esperaba que fuera líder del proyecto sevillista.

Precedentes de todos los colores a favor y en contra del regreso de ex jugadores al Sevilla. El caso de Rakitic, por todo lo que lo rodea, parece tener más similitudes con los de Navas y Banega que con el resto mencionado, pero la operación tiene demasiadas aristas como para que en Nervión se dejen llevar por el sentimentalismo.