Fallece Indio, el máximo goleador brasileño del Espanyol
Icono del Flamengo y mundialista con Brasil en 1954, anotó 28 dianas en 76 partidos con el conjunto perico entre 1959 y 1963, en Primera, Segunda y la Copa de Ferias.
Fue su excompañero y amigo, el exjugador de Barcelona y Real Madrid Evaristo de Macedo, uno de los primeros en reaccionar en la madrugada del domingo al lunes sobre la defunción de Aluizio Francisco da Luz. “Nuestro crack Indio”, expresaba, “con mucha tristeza”. “¡Descanse en paz, goleador!”, exclamaba con profundo dolor. En efecto, a los 89 años ha fallecido el que fuera delantero del Espanyol entre 1959 y 1963.
Nacido en Cabedelo (Brasil) el 1 de marzo de 1931, debutaba profesionalmente con el Bangu en 1947 y dos años después era traspasado al Flamengo, donde se convirtió en todo un icono, con títulos y con 140 goles en 202 partidos, lo que aún a día de hoy le convierte en el décimo máximo artillero histórico del club. Su olfato le convirtió en mundialista con Brasil en 1954, y disputaría el Campeonato Sudamericano (actual Copa América) en 1957, el año en que firmó por el Corinthians. Su fichaje por el Espanyol se fraguó precisamente durante una gira por España con su equipo, en el que había anotado 52 dianas en 101 encuentros.
Ilusionó Indio, al que apodaban así por sus orígenes indígenes, a la afición de un Espanyol ávido de gol, pero que pasaba por una época de incertidumbre que se acabó materializando, en 1962, el primer descenso a Segunda de la historia. Números en mano, sus 28 goles en 76 partidos oficiales (entre Liga y Copa de Ferias) no representan un mal balance, pero sí discreto por las expectativas que había levantado y por la irregularidad que mostró.
Buena parte de su segunda temporada la pasó lesionado y en la 1962-63, la del retorno a Primera, no vuelve de Brasil (a donde había ido en verano para comentar el Mundial) hasta el tramo final del campeonato, en parte por una confusión derivada de su proceso de nacionalización.
Suplente en la promoción de ascenso, Indio abandonaría definitivamente el Espanyol a inicios de la temporada 1963-64 para enrolarse en las filas del América de Rio, donde se retiraría. De él se dice que en su taquilla en Sarrià guardaba una estampa de la Moreneta, quizá cautivado por la visita que la plantilla había realizado a la Abadía de Montserrat el 5 de junio de 1962 para encomendarse a la permanencia, eso sí, infructuosamente. En cualquier caso, a día de hoy sigue siendo el brasileño que más goles ha anotado con la camiseta blanquiazul.