La misteriosa conexión entre el CSD y el Centro Nacional de Inteligencia

Madrid. Una de las primeras reuniones que mantuvo la presidenta del Consejo Superior de Deportes (CSD), Irene Lozano, fue con otra mujer, Paz Esteban, directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). La cita ha trascendido ahora en el mundo de la alta política federativa, algunos de cuyos miembros se intrigan por el contenido y el alcance de esa cita, de la que el CSD no ha soltado prenda ni el CNI tampoco. Parece que la cosa no va a más. Se trató simplemente de un encuentro entre ambas damas en el que Lozano, eso sí, se sorprendió de la alta volatilidad de la información en las entrañas del CSD, un material sensible que el Consejo prefiere administrar a su manera, lo que a veces tampoco gusta mucho, ni poco, a sus muchos interlocutores.

Estambul. El avance de la pandemia por toda Europa ha obligado a la UEFA a replantearse las competiciones europeas. El jueves se espera que se haga oficial el sábado 29 de agosto como nueva fecha para la final de la Champions. Pero será siempre que los gobiernos de cada país autoricen que se vuelva a jugar, lo que no está claro que pueda ser posible, ni siquiera a puerta cerrada, antes de septiembre. La UEFA también mantendrá la sede ya prevista para la próxima final de Champions League, la ciudad de Estambul, pero igualmente dependerá del avance del virus en Turquía.

Roma. Ya se conoce el protocolo que se seguirá en España para la vuelta de los jugadores a los entrenamientos. La OMS recomienda que se cumplan una serie de condiciones, que serán las que se sigan en la Serie A. En Italia será necesario comenzar con entrenamientos por separado y no bastarán las pruebas de inmunidad ni los test del coronavirus. Los jugadores que dieron positivo o tuvieron síntomas de estar infectados deberán ser sometidos a un ecocardiograma, seguido de pruebas de respiración de espirometría, una gama completa de exámenes de sangre y una radiografía de pulmón que demuestren que han superado la enfermedad.

Tokio. Las autoridades japonesas se plantean utilizar la Ciudad Olímpica de Tokio que debía albergar este verano a los atletas de los JJ OO para convertirla en hoteles medicalizados y en residencia para las personas más vulnerables y los sin techo. El complejo tiene capacidad para once mil personas.