Treinta años de los fatídicos penaltis del Pucela en Mónaco
El Real Valladolid cayó eliminado en cuartos de final de la Recopa, la ronda más lejana a la que ha llegado en competición continental.
Estos días los canales de televisión tratan de amenizar la cuarentena reponiendo partidos importantes de la historia de nuestro país, tales como el 12-1 a Malta o la final del Mundial de 2010 frente a Holanda. En clave blanquivioleta, quizás si hubiera que elegir uno los aficionados podrían escoger uno del que estos días se ha cumplido una efeméride: el día en que el Real Valladolid acarició unas semifinales en competición europea.
El 20 de marzo de 1990, el Pucela disputó la vuelta de los cuartos de final de la Recopa frente al Mónaco, un encuentro al que llegó con el 0-0 de la ida y con las ilusiones intactas, después de eliminar al Hamrun maltés y al Djugardens sueco en las rondas previas, a pesar de que en Liga el conjunto dirigido por Fernando Redondo coqueteaba con los puestos de descenso, de los que acababa de salir gracias a la victoria en Málaga (0-1).
La buena defensa fue clave para mantener a raya al equipo monegasco, que lo intentó por todos los medios con un ataque liderado por un George Weah que acababa de desembarcar en el fútbol europeo. Pese a sus intentonas y a las del delantero argentino Ramón Díaz, como en Zorrilla, la portería de Ravnic se quedó impoluta en los 90 minutos reglamentarios… y en la prórroga, en la que el cansancio impidió que el Real Valladolid se acercara al área de los de Arsène Wenger.
En la tanda de penaltis los blanquivioletas fueron incapaces de conseguir el pase. Janko Jankovic erró el primer lanzamiento, Albis anotó el segundo y Moya se topó con la madera. Ayarza, último encargado de lanzar, tampoco atinó, y el Mónaco, más acertado en la suerte suprema, se hizo acreedor del pase a la siguiente ronda, en la que terminaría siendo apeado por la Sampdoria, a la postre campeona de la Recopa.
Tres décadas después de aquello aún se oyen los ecos del 'Euro-Pucela', surgidos de las voces de quienes vivieron aquella eliminación (cosechada sin una sola derrota) y de los que disfrutaron años más tarde de la última participación continental en la temporada 1997-98. De nuevo, como en la anterior ocasión, el equipo cayó bajo las órdenes de su tercer entrenador, en esta ocasión, Sergio Kresic. Lo hizo ante el Spartak de Moscú, en la Copa de la UEFA, en los dieciseisavos de final.