Herrerín y su suplencia: "Lo puedo ver más o menos justo, queda para mí"
"Cuando antes eras capaz de darle vuelta a una situación, poner en aprietos al entrenador y al compañero, ahora no lo consigues", añade con nostalgia.
Iago Herrerín mastica el ostracismo en tiempos de confinamiento. Cuando parecía que en Copa sería el portero titular del Athletic, fue orillado coincidiendo con su fugaz expulsión en el Heliodoro Rodríguez López, en Copa ante el Tenerife. No ha vuelto a ponerse los guantes. Ya reclamó salir el pasado verano, en el mercado invernal y se intuye que cuando acabe, si termina, este curso, tratará de despejar su futuro fuera del Athletic. Ofertas no le van a faltar dada su acreditada solvencia: "Creo que el coronavirus está siendo lo más tranquilo de esta temporada, que está siendo dura. Un jugador siempre quiere jugar. La competitividad que tenemos Unai (Simón) y yo es terrible; Unai está bien y yo entreno bien. Pero el míster decide una cosa, para eso se paga a los entrenadores. Yo lo puedo ver más o menos justo, pero eso queda para mí", desliza.
Al portero rojiblanco le penaliza un pasado reciente relacionado con el banquillo, en beneficio de sus otros compañeros de arco: "Solo he sido una temporada titular, y eso que empecé lesionado. He competido contra Gorka (Iraizoz), contra Kepa (Arrizabalaga), he estado yo solo, ahora con Unai (Simón) intento competir con él", lamenta y señala que "hay cosas que no te gustan, ves feos y eso te va minando la moral. Cuando antes eras capaz de darle vuelta a una situación, poner en aprietos al entrenador y al compañero, ahora no lo consigues", añade con cierta nostalgia.
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Herrerín se topa con un muro de intereses que chocan con los del entrenador y el club: "Yo quería salir, pero el club me dijo que era inviable e imposible porque no encontraba a un portero con mis características", reitera en Onda Vasca, lo que ha incrementado su desazón: "Es complicado porque para mí lo más importante siempre era competir y competir, pero este año el jugar lo había puesto en segundo plano; lo primero era estar feliz y a gusto en un sitio y ver que te reconocen. Pero cuando eso no lo consigues se hace más duro y tenía claro que quería y tenía que salir", desliza el portero de Basurto, que lloró de impotencia en Tenerife: "Después de eso, que no pude ver la primera parte en el campo, se me pasa de todo, lloré de rabia y la impotencia en el vestuario en una temporada en la que no te están saliendo bien las cosas. Te pasa eso y es otra piedra más en la mochila para hundirte".
Además, las redes sociales le persiguen con mucho desalmado con la lengua muy larga: "Duele mucho cuando te menosprecian en tu casa y te insultan, aunque es una etapa más que tengo que pasar. Por suerte o desgracia, lo que pasó la última vez me vino muy bien", espeta en referencia a un altercado dialéctico en los exteriores de una conocida discoteca bilbaína". Herrerín está convencido de que "la gente abrió un poco los ojos y desde entonces no he vuelto a recibir ningún insulto ni menosprecio".