Doukouré gana tiempo con el aplazamiento
El centrocampista costamarfileño está recuperándose de un calvario de lesiones que comenzó en febrero de 2019 ante el Real Madrid. Su regreso es clave para Míchel.
Cheick Doukouré lleva meses forzando la maquinaria en busca de su regreso a los terrenos de juego. Las ganas le han jugado malas pasadas al centrocampista cedido por el Levante y ha recaído en varias ocasiones por los problemas que acarreó su lesión en el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. El internacional por Costa de Marfil se rompió en febrero del 2019 en un partido que le enfrentaba al Real Madrid, cuando defendía los colores de su club propietario en el Ciutat de Valencia, con una patada al aire que el árbitro señaló como penalti a Casemiro.
Una lesión que se estimó en una duración de seis a ocho meses y por la que el Huesca se decidió a apostar en el último día del mercado veraniego, pensando que tendría al medio en plenas condiciones para el mes de octubre. Sin embargo, Doukouré notó que algo iba mal y tuvo que pasar por el quirófano por los derrames de repetición que no le dejaban entrenar al mismo nivel que sus compañeros. Una intervención que llegó en noviembre y que dos meses después le dejaba estar a las órdenes de Míchel, pero una lesión muscular frenó su puesta a punto.
Tras dos recaídas, los servicios médicos del Huesca decidieron tomarlo con cautela y frenaron las ganas del jugador y del entrenador por meterlo en la dinámica grupal. Hasta el pasado viernes, el jugador llevaba tres semanas con el alta deportiva y este parón le tiene que servir para llegar al máximo al final de temporada. Un ‘fichaje’ para Míchel muy necesario, ya que solo tiene a Mikel Rico y Mosquera como medios defensivos. Una posición que el club intentó reforzar en enero con Christian Rivera, en el mercado de jugadores en paro con Ki Sung-yueng y que finalmente será completada con el mejor fichaje posible, Cheick Doukouré.