El parón, en el momento deportivo más dulce
Las dos victorias consecutivas del Oviedo habían relanzado al equipo en la clasificación
La situación es sobrevenida, así que no hay discusión posible. Lo más sensato es detener la competición. Pero al Oviedo le queda la sensación de que el parón de la Liga, tras la crisis desatada por el coronavirus, llega en el peor momento si se atiende estrictamente a los criterios deportivos. El equipo de Ziganda, tres jornadas al frente del equipo, había logrado una regularidad con dos victorias en los dos últimos encuentros que lograron sacar al equipo, tres semanas después, de los puestos de descenso.
Las victorias frente al Tenerife, en casa, y contra el Extremadura, a domicilio, supusieron el impulso necesario para que una plantilla acostumbrada a sufrir durante toda la campaña viera por delante un escenario despejado. La dinámica al alza se unió al hecho de disputar dos partidos en el Carlos Tartiere de forma consecutiva, ante la Ponferradina, el peor visitante de Segunda, y el Deportivo, que iguala a puntos a los azules en la tabla. Todos ellos, detalles que favorecían el buen ambiente en torno al equipo.
El parón ahora supone cortar la evolución, aunque Ziganda, que ha mostrado una visión optimista de las cosas desde su llegada, ve el vaso medio lleno y apunta a que el periodo sin competición también puede servirle al cuerpo técnico para ajustar algunos aprendizajes en proceso, siempre que los entrenamientos se puedan llevar a cabo,
El objetivo en lasa 11 jornadas que restan es claro: sumar los puntos necesarios para abrazar la permanencia en Segunda. Hace tiempo que el Oviedo ha asumido que la pelea es por la supervivencia y que los objetivos más ambiciosos se reservan para futuros escenarios. Ahora, cuando vuelva la competición, se trata de no caer en el pozo de la Segunda B.