De una noche histórica a un cierre por vacaciones
El Getafe debía estar este jueves jugando en San Siro una eliminatoria soñada. Suspendido y sin Liga, Bordalás optó por dar unos días libres.
Lo que debía ser un día histórico para el Getafe se convirtió en una jornada extraña y sin sustancia. El Getafe debía jugar este jueves en el mítico Guiseppe Meazza ante el Inter. Era su sexto enfrentamiento ante un campeón de Europa y otra oportunidad de seguir haciendo historia. Pero el Coronavirus dejó el sueño aplazado y el Geta pasó del glamour al silencio. Un entrenamiento a puerta cerrada y sin posibilidad de entrevistas, un ensayo sin obra de teatro que interpretar, porque no solo no había partido en Milán, sino que LaLiga tampoco se jugará el domingo.
Las sensaciones del vestuario eran encontradas. Por un lado y fundamentalmente, alivio, por no tener que viajar a Milán. El agradecimiento al presidente por haber dado un paso al frente antes que nadie y asegurar su salud por encima de resultados o la economía ha quedado grabada en muchos miembros del equipo. De otro lado, una gran decepción por perderse la que era otra cita única para un grupo de jugadores y un cuerpo técnico que querían seguir agrandando la leyenda después de la hazaña de cargarse al Ajax.
Ante la incertidumbre, Bordalás optó por dar un respiro físico y psicológico. Unos días de vacaciones para volver al trabajo el próximo lunes por la tarde. Entonces se valorará el plan a sabiendas de que es difícil conocer la fecha de la vuelta de la competición.