Los capitanes apuntan arriba
La desconexión entre el equipo y la cúpula es cada día más evidente. Tanto Messi, como Piqué y Busquets han mostrado su descontento públicamente.
El último de los capitanes en abrir fuego sobre el desconcierto que se está viviendo en la plantilla por culpa de una gestión deficiente en la dirección deportiva fue Sergio Busquets. Nada más acabar el partido contra el Nápoles (1-1) en la Champions, el de Badia salió ante los medios para expresar su disgusto por lo que consideraba un error evidente de planteamiento en la gestión deportiva: “No tenemos una plantilla muy amplia porque desgraciadamente la planificación ha sido así”. A nadie se le escapaba que Busquets apuntaba directamente al secretario deportivo, Eric Abidal, y por ende al presidente y vicepresidente deportivo, Josep Maria Bartomeu. No es la primera vez que el capitán apunta arriba, ya lo hizo en su día cuando el entonces director deportivo, Pep Segura, señaló a Piqué como responsable de una derrota.
Y hablando de Piqué, el central catalán tampoco se ha mordido la lengua. En la previa del partido ante el Nápoles, el capitán dejó muchas dudas sobre si Bartomeu le había convencido respecto a la polémica sobre las redes sociales, respondiendo con un lacónico “vi tan tocado al presidente que me tengo que creer que no sabía nada”. Un signo de compasión más que de credibilidad. Pero no fue la primera ni la última andanada de Piqué hacia arriba: en la misma rueda de prensa llegó a reconocer que por culpa de los gestores deportivos “no somos tan favoritos como otros años en la Champions”, es decir, la plantilla se había devaluado claramente tras las últimas decisiones de los responsables deportivos. Además constató una triste realidad, “los resultados son los que están aguantando en los últimos años al club”, y no se atrevió a romper una lanza por esta junta, “no soy yo quien tiene que decir si hay una buena o mala gestión en el club, sino los socios”. Y ya no hablamos sobre su reafirmación de que la junta tiene “títeres” entre los periodistas que defienden a muerte sus ideas.
Pero quien más claro ha alzado la voz en contra de los responsables del área deportiva es Leo Messi. Primero para reprochar públicamente unas declaraciones de Abidal en las que ponía en tela de juicio el compromiso de la plantilla con el proyecto de Ernesto Valverde, “que diga nombres o si no que calle y asuma sus responsabilidades en la dirección deportiva”, y segundo para dejar en el aire los argumentos esgrimidos por el dirigente blaugrana en la reunión con los capitanes sobre el asunto de las redes sociales, “la verdad es que todo suena raro”.
Tres capitanes y tres obuses a la línea de flotación de los gestores deportivos. Para cualquiera estaría claro el camino a seguir para calmar las aguas, pero parece que sólo hay una palabra en la hoja de ruta de Bartomeu: resistir.