Sergio Ramos: mano de hierro en puño de hierro
El capitán reaparece para avisar a la plantilla y a la vez serenar ánimos ante una de las semanas clave de la temporada.
Por segunda vez en la temporada, antes de un partido de Champions clave y tras una derrota en Liga, Sergio Ramos asumió el brazalete de capitán, de jefe de vestuario, y salió a dar la cara en rueda de prensa. El sevillano, consciente de la importancia y trascendencia de una semana clave en las aspiraciones madridistas para ganar alguno de los dos títulos que quedan en disputa, se personó en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva del Madrid para dar la cara. Los blancos se juegan buena parte de sus opciones de seguir en Champions (miércoles 26, 21:00 horas, Movistar Liga de Campeones, a la espera del encuentro de vuelta) y de volver a retomar el primer puesto de la tabla clasificatoria el domingo 1 de marzo. Para ello debe derrotar al Barcelona (21:00 horas, Movistar Partidazo), y no quiere que pase lo que sucedió en 2019, cuando en apenas una semana, los blancos perdieron todo tipo de opciones al ser eliminados de la Copa (el Barcelona se impuso 0-3), de la Liga (también el Barça le ganó 0-1 y le apartó de la lucha por el título) y la Champions (el Ajax le goleó 1-4).
El sevillano recordó que ya lo hizo en Turquía, antes del trascendental por aquel entonces encuentro ante el Galatasaray. Los blancos habían sido vapuleados por el PSG en la vuelta de Zidane a la Champions, empatado en el segundo encuentro ante el Brujas en el Bernabéu (2-2) y caído ante el Mallorca justo antes del encuentro ante los turcos, salió para tranquilizar y arengar a sus compañeros ("Hay que ganar sí o sí", dijo entonces) y afición de que no se había perdido nada: al día siguiente, los blancos se impusieron por la mínima (0-1) con un gol de Kroos. Comenzó una racha de 21 partidos consecutivos sin perder (entre todas las competiciones), y un nuevo título para las vitrinas blancas, la Supercopa de España.
Este martes quiso lanzar su mensaje tanto a sus compañeros: "Llega el momento más delicado porque el margen de error es mínimo. Un error contra el City o en Liga el domingo te puede costar un título. Se genera mucha presión y aquí es donde se ve realmente a los tíos. A los niños hay que dejarlos a un lado. Es una semana para demostrar y hay que hablar en el campo y no fuera".